Concepción Luque lleva seis años al frente de su desguace para motos y ahora le ayudan sus dos hijas.

Su vida está ligada a estos vehículos y su afición al motor la llevó a formarse para ser mecánico y aunar su pasión con el trabajo.

Hace 20 años conoció al que hoy es su marido en un desguace de coches: eso les une.

espués de pasar por diferentes trabajos, hace seis años decidió montar el taller y embarcarse sin miedo en una profesión que suele estar regentada por hombres.

Su familia la apoyó en todo momento, porque sabían lo que le gustaban las motos, y ahora muchos clientes no dudan en acudir a ella cuando necesitan alguna pieza de repuesto.

No trabaja sola, la ayudan sus hijas. Y es que en esta casa el entusiasmo por el ruido del gas y la grasa se llevan en la sangre. «Las motos son mi vida», afirma Conchi Luque.