Desde hace años, todos los fabricantes de móviles sacan varias versiones de sus buques insignia, teléfonos similares entre sí pero con diferentes características, hermanos que comparten nombre pero no apellidos y que presumen de diferentes virtudes. Es una práctica habitual para aprovechar el tirón mediático y publicitario de su campeón y, de paso, tratar de satisfacer al mayor número de usuarios posible. Todos lo hacen, pero Xiaomi se lleva la palma y la familia Mi 11 es la más numerosa hasta la fecha.
Hoy toca hablar del más discreto de los hermanos. El Mi 11i es un móvil con muchas virtudes, un digno heredero de los defectos familiares y un teléfono dotado de una característica casi única en los teléfonos de gama alta.
De potencia va sobrado. Con el Snapdragon 888, la Adreno 660 y 8 GB el Mi 11i es un auténtico titán a precio de saldo. Por alrededor de 500 euros, este teléfono es capaz de ejecutar con soltura las tareas más complejas hoy y se asegura fluidez a largo plazo. Además, cuenta con conectividad 5G que también lo prepara para el futuro.
Su sensor principal de 108 Mpx es de gran calidad y ofrece fotos de colores vibrantes y una nitidez excepcional en casi cualquier circunstancia. Sus cámaras secundarias son menos memorables, pero tanto el ultra gran angular (8 Mpx) como el macro (5 Mpx) sacan instantáneas decentes con buena luz.
Especial mención merece el selfi de 20 Mpx, que, como es habitual en Xiaomi, es un hacha mejorando el rostro del usuario de forma sutil o realizando auténticas operaciones estéticas de rejuvenecimiento.
Sus defectos
Lo peor de este terminal es sin duda el apartado energético. Todos los teléfonos de gama alta de la actual generación pecan de poca batería, seguramente por el alto consumo de un procesador tan potente unido a las demandas energéticas del 5G y los 120 Hz. En el Mi 11i este problema se acrecienta por la escasa capacidad del depósito. Si 4.250 Mah era una buena cifra hace unos años, hoy en día al usuario más exigente le costará llegar al final de los días más intensos sin pasar por el enchufe. La buena noticia es que, si lo hace con el cargador original, podrá cargar el 100% en menos de una hora.
Su precio más asequible que el de sus hermanos mayores se ve también reflejado en la ausencia de algunos extras como la carga inalámbrica, la carga inalámbrica inversa, el sensor de huellas en pantalla o los bordes curvados.
Curiosamente estos dos últimos defectos son vistos por muchos usuarios como virtudes. Los sensores de huella tradicionales – en este caso ubicado en el botón de desbloqueo– son más precisos y rápidos. Por otro lado, las pantallas planas – aquí encontramos un panel super amoled, Full HD, con 120 Hz y de gran calidad– nunca producen incómodas pulsaciones fantasma y son menos resbaladizas y más cómodas de manejar.
En definitiva, a pesar de sus pocos defectos y carencias, el Xiaomi Mi 11i puede ser el teléfono perfecto para el usuario que busque un gama alta con pantalla plana de gran calidad, una cámara resolutiva y de alta resolución, una potencia sobresaliente y todo ello por la mitad de euros que la mayoría de buques insignia.
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