
La guerra electrónica es una actividad tecnológica que determina, explota, reduce o impide el uso de todos los espectros de energía por parte del adversario.
El propósito consiste en negar al oponente la ventaja del espectro electromagnético, además, el primer conflicto bélico se produjo durante la guerra ruso-japonesa (1904-1905) cuando un capitán ruso pidió permiso para saturar las redes de comunicación de los japoneses con una señal de radio.
Los avances tecnológicos otorgan un control sobre las ondas de radio, la señal de Internet, la electricidad y otras fuentes de energía. Asimismo, en las guerras electrónicas se pueden detectar con antelación las amenazas e identificar de forma instantánea cualquier comunicación en el bando de ancha.
Los principales sistemas
El soporte electrónico se basa en detectar, interceptar, identificar y rastrear rápidamente las fuentes de energía electromagnética para reconocer amenazas. Por otro lado, recoge información de señales y objetivos, informa sobre la planificación operativa e incluye capacidades de geolocalización y búsqueda de dirección.
La Protección Electrónica protege al personal, las instalaciones y el equipo de un país contra los efectos de un ataque electrónico. Este mecanismo emplea herramientas cibernéticas y de radiofrecuencia para detectar, analizar y responder a amenazas.
El ataque electrónico es el uso estratégico de armas electromagnéticas o de energía dirigida para asaltar la infraestructura electrónica de los enemigos, así pues, se eliminan sus capacidades de combate.
Por último, el soporte de misión es un área que asegura que los tres sistemas anteriores tengan los recursos necesarios para operar.
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