El Gobierno de Estados Unidos comunicó ayer que sus servicios de espionaje habían descubierto que Rusia había pedido ayuda militar a China. Frente a estas acusaciones, el portavoz de Exteriores, Zhao Lijian, aseguró que era “completamente falso”: “Es pura desinformación con intenciones maliciosas”.
A pesar de que la información de las autoridades estadounidenses no coincida con la versión china, Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional de EE UU, ha advertido en la CNN que no se quedarían “de brazos cruzados” si esto terminase ocurriendo. Por lo tanto, en el hipotético caso de que China ofreciese su tecnología armamentística, la intervención directa de Estados Unidos sería prácticamente un hecho.
Las armas chinas más impactantes
Los países que llevan destacado en la carrera armamentística desde hace décadas son Rusia y EE UU, sin embargo, en los últimos años China también ha comenzado a crecer. De hecho, el actual presidente chino Xi Jinping impulsó la reforma de las fuerzas armadas en cuanto subió al poder.
Desde 2013 y hasta la actualidad, China ha apostado por desarrollar armas de alta tecnología y renovar su ejército. De este modo, se ha convertido en una gran fuerza militar que, de juntarse con Rusia, podría poner en la cuerda floja a Estados Unidos.
Entre su armamento, destacan tres artefactos en desarrollo:
- Un arma naval con una “increíble velocidad destructora”. Según el medio chino Global Times, el Gobierno pretendía implementar un cañón con energía electromagnética en sus buques. La cadena CNBC apuntó que China tendría “listos para la guerra” estos instrumentos militares en 2025.
- Tecnología hipersónica. El almirante estadounidense Harry Harris reconoció en 2018 que esta tecnología del país asiático estaba adelantando a Estados Unidos. “Nos estamos quedando atrás”, opinaba.
- La “madre de todas las bombas” oriental. Norinco, una compañía de armamento de China, anunció un nuevo tipo de bomba aérea en 2019 que la agencia Xinhua llegó a apodar como la versión china de la “madre de todas las bombas”. El diario Global Times informó que se trataba de la bomba “no nuclear más potente” de China y el analista pekinés Wei Dongxu consideraba que podía “destruir completamente objetivos como edificios fortificados”.
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