Por qué comer mal, aunque no engorde, también pasa factura: tres pasos para recuperar los buenos hábitos

Imagen cedida por Vizeat, una de las webs que participan en el fenómeno del social dining o casas que se convierten en restaurantes. Esta práctica, muy popular en Francia, va más allá de cocinar un menú a los huéspedes, se trata más bien de un intercambio cultural y un negocio diferente.
Por qué comer mal, aunque no engorde, también pasa factura.
EFE
Imagen cedida por Vizeat, una de las webs que participan en el fenómeno del social dining o casas que se convierten en restaurantes. Esta práctica, muy popular en Francia, va más allá de cocinar un menú a los huéspedes, se trata más bien de un intercambio cultural y un negocio diferente.

Comer bien es primordial para gozar de una buena salud, es uno de los pilares fundamentales de un estilo de vida saludable y que permite vivir no solo más años, sino también con mejor calidad.

En este sentido, la dietista-nutricionista María Merino llama la atención sobre el hecho de que la pandemia está muy ligada a un aumento de los malos hábitos nutricionales de los españoles, a pesar de que comer mal provoca un "empeoramiento general de nuestra salud".

Además, subraya que el principal problema de una mala alimentación, junto al sedentarismo, son el sobrepeso y la obesidad: "Tendrás más riesgo de padecer diabetes, hipertensión, infarto de miocardio, así como ciertos canceres. Comer mal, aunque no engorde, puede pasar también factura y provocar problemas, aunque no lo refleje el peso".

Así, afirma que habrá un mayor riesgo de hipertensión o de padecer resistencia a la insulina al consumir, por ejemplo, demasiada sal o azúcar, aparte de menos fondo a la hora de practicar ejercicio.

En el largo plazo esto condicionará una mala relación con la comida, considera la también autora de 'Desayuno con garbanzos' (Esfera): "Cuando tengo un problema emocional, me refugio en la comida; cuando estoy triste, busco el placer y la satisfacción con estos productos dado su consumo habitual".

En esta línea, pone el ejemplo de las semanas que durante 2020 la población permaneció en casa confinada y alerta de que muchas personas que comieron mal en esas semanas lo siguen manteniendo, hasta haberlo convertido en un hábito. Anima en estos casos a intentar regresar a las rutinas, a comer bien, a hacer deporte, algo que también a su juicio ayudará a la hora de reducir los niveles de estrés o de ansiedad que está generando la pandemia y llevan a comer de forma emocional.

"Si a la larga mantenemos los malos hábitos alimenticios, esto desembocará en un sobrepeso y en una obesidad de los que será difícil salir. Es fácil caer en estos malos hábitos y, en cambio, es difícil salir de ellos. Si antes del confinamiento tenías buenos hábitos, será más fácil, eso sí", mantiene Merino.

Por eso, esta dietista-nutricionista destaca que todo depende un poco de la actitud de la persona, porque muchos han recuperado la rutina que tenían: "Lo sano llama a lo sano y lo insano llama a lo insano. Si te pides ensalada, quieres agua; si quieres patatas bravas, querrás una cerveza. Si comes ensalada, quieres correr. En cambio, lo otro te lleva al sedentarismo".

¿Cómo recuperar los hábitos saludables en alimentación?

Con todo ello, Merino desvela cómo recuperar la vida saludable de antes de la pandemia. En primer lugar, invita a limpiar la despensa: abrir los armarios y eliminar "todo aquello que no sea sano (embutidos, cremas de cacao, bollería)". "Así tiras todo lo malo que has comprado. Compra saludable, planifica menús. Recupera una alimentación saludable y no olvides hacer deporte", detalla. 

Además, recomienda planificar el menú y, en base a ello, organizar la cocina, para tenerlo todo "mínimamente preparado". En tercer lugar, apuesta por comprar de forma saludable, para lo que aconseja ir al mercado y hacerlo sin hambre y sin pasar por ciertos pasillos innecesarios.

Ahora bien, Merino no se muestra partidaria de cambios bruscos, especialmente porque, según avisa, estos no suelen ser posibles; al tiempo que opta por hacerlos de forma gradual. "Si te has dejado llevar y has comido insano últimamente, consiste en un trabajo de progresión, que empieza por vaciar la nevera, el congelador y los armarios de productos malsanos", asegura.

Comer de forma emocional

Y es que, según lamenta, en estos meses la ciudadanía come peor por una cuestión emocional en gran parte de los casos, ante la ansiedad, el estrés y la incertidumbre que está generando la pandemia. 

"Una forma de cambiar esos sentimientos negativos es a través de la comida, porque es placentera, produce endorfinas que, a su vez, generan placer. Entonces, me siento mal y no puedo hacer nada porque estoy confinado, por ejemplo, y como para aliviarlo, aunque esta no es la solución", aclara.

De esta forma, Merino revela cuál es la fórmula de una alimentación saludable, que, según asegura, "no tiene misterio ni secreto, pese a lo que muchos crean": "Basar tu alimentación en comida real sin llevarlo al extremo, pero en materias primas, por ejemplo, con pocos procesados o mínimamente procesados. Siempre priorizar la parte vegetal , los frutos secos (un puñado al día), las semillas, los cereales integrales, las legumbres, la verdura y la fruta, haciendo un aporte correcto de proteína (carne, pescado, huevo y legumbre); evitando comer en exceso carne roja y priorizando las blancas".

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