En el año 1998 nació el medicamento Viagra. Fue inicialmente diseñado para su uso en la hipertensión arterial y la angina de pecho, pero los primeros ensayos clínicos revelaron que la droga tenía un ligero efecto en la angina, pero causaba notables erecciones de pene.
Desde entonces, se convirtió en uno de los medicamentos más famosos del mundo para combatir la disfunción eréctil, y a su alrededor se ha generado también un importante mercado negro.
Pero emplear este medicamento sin control médico, mezcladas con otras sustancias o simplemente sin su propósito inicial puede ser algo muy peligroso, tal y como recoge la publicación Men's Health.
Algunas personas consumen Viagra solo para tener relaciones sexuales más duraderas, tener erecciones más fuertes o recuperar la erección tras un orgasmo, el llamado periodo refractario.
Según publica la revista, en hombres sanos no se produce una mejora sustancial de la erección, pero el periodo refractario se reduce de 15 a 5 minutos, aproximadamente.
Pero la parte negativa y peligrosa es que según otro estudio, las personas que toman Viagra sin necesitarlo tienen mayor riesgo de sufrir disfunción eréctil en el futuro a causa de la dependencia psicológica que crea.
Además, puede producir otros efectos leves como dolor de cabeza, de estómago, diarrea, náuseas, sofocos o mareos. Pero también otros graves: dolor muscular, visión borrosa o taquicardias o peor aún, riesgos cardíacos e incluso una neuropatía óptica isquémica anterior, que provoca la pérdida de visión en uno o ambos ojos.
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