Qué pasa si comes un yogur cada día

El yogur es uno de los alimentos derivados de la leche que, junto con el queso y otros productos, son ampliamente consumidos en nuestro país. De hecho, es muy frecuente comer yogur diariamente como postre, complemento durante la cena o como merienda. 

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Este producto se puede encontrar en todos los supermercados, ya envasado, estando disponible en muchos sabores. Sin embargo, los procesos a los que se somete el yogur para envasarlo, conservarlo, darle textura o ponerle un sabor específico, hacen que varíen mucho las propiedades nutricionales de uno a otro. 

Diferencias entre yogur y yogur pasteurizado después de fermentación

En primer lugar, hay que saber que el yogur y el yogur pasteurizado después de la fermentación no es lo mismo. El proceso antes del consumo varía y, por tanto, las propiedades no son las mismas, tal y como indica la Fundación Española de Nutrición (FEN).

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Se entiende por yogur, siguiendo la legislación actual, "el producto de leche coagulada obtenida por fermentación láctica mediante la acción de Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus a partir de leche pasterizada, leche concentrada pasterizada, leche total o parcialmente desnatada pasterizada, leche concentrada pasterizada total o parcialmente desnatada, con o sin adición de nata pasterizada, leche en polvo entera, semidesnatada o desnatada, suero en polvo, proteínas de leche y/u otros productos procedentes del fraccionamiento de la leche", como recoge la FEN. 

"Los microorganismos productores de la fermentación láctica deben ser viables y estar presentes en el producto terminado en cantidad mínima de 1 por 107 colonias por gramo o mililitro", añade el organismo sobre el yogur.

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En cambio, se entiende por yogur pasteurizado después de la fermentación "el producto obtenido a partir del yogur que, como consecuencia de la aplicación de un tratamiento por el calor posterior a la fermentación equivalente a una pasteurización, ha perdido la viabilidad de las bacterias lácticas específicas y cumple todos los requisitos establecidos para el yogur en la norma, salvo las excepciones indicadas", se explica. 

Además, hay que saber que, en el yogur, los fermentos cuando se encuentran a una temperatura de unos 40-45ºC transforman sus componentes nutritivos, por lo que la lactosa (azúcar propio de la leche) pasa a ser ácido láctico, lo que produce una acidificación y hace que las proteínas de la leche coagulen y las grasas y proteínas sufran una predigestión, transformándose en sustancias más sencillas y digeribles por parte de nuestro organismo. 

Beneficios y aporte nutricional del yogur 

Cuando una persona consume frecuente o diariamente el yogur, se puede beneficiar de sus componentes nutricionales, donde destacan las proteínas de alto valor biológico, así como el calcio de fácil asimilación y el fósforo. 

De hecho, hay que saber que el consumo de un yogur aporta el 18% de la ingesta recomendada de calcio y 30% de las ingestas recomendadas de fósforo. Concretamente, aporta 142 mg de calcio, 170 mg de fósforo y 280 mg de potasio por cada 100 gramos de producto comestible. 

Por otro lado, un beneficio del yogur frente a la leche es que, aunque su composición nutricional es parecida, se diferencian en la presencia de lactosa, ya que durante la fermentación del yogur ácido láctico. Esto supone un beneficio muy importante para las personas intolerantes a la lactosa porque el bajo contenido de los yogures hacen que sí que puedan consumir estos productos.

Entre otros beneficios, también ayuda en la prevención y el tratamiento de la diarrea en los niños, especialmente la causada por rotavirus, y mejoría de la diarrea en adultos tras la toma de antibióticos, ya que contribuye a que se restablezca la flora intestinal inicial, según explican desde Fundación Española del Corazón.

También sirve para conseguir un aumento del número de bacterias beneficiosas en el intestino que ayudan a eliminar sustancias tóxicas y carcinógenas, además de para el aumento de la producción natural de ciertos tipos de células del sistema inmunitario.