El melón y la sandía son sinónimos del verano. Ambas frutas son de esta temporada, y por su alto contenido en agua son ideales para mantener la hidratación al tiempo que nos refrescamos.
Los dos frutos se parecen bastante, en parte por su aspecto externo, por su gran tamaño y por su textura y contenido en agua. Sin embargo, también son bastante diferentes en algunos aspectos, incluyendo el nutricional.
Por ejemplo, la sandía es más rica en vitamina A, mientras que el melón contiene más vitamina C. Por otra parte, la sandía es una gran fuente de licopeno, un antioxidante, y potasio, mientras que el melón nos proporciona vitaminas del grupo B, con efectos muy beneficiosos sobre nuestros tejidos.
En cualquier caso, ambas frutas son muy beneficiosas para nuestra salud. Por su alto contenido en agua, ambas son muy poco calóricas y en cambio muy hidratantes. Sus efectos en el organismo, más allá de eso, son algo diferentes: el melón es diurético y ligeramente laxante y repercute positivamente en la formación de glóbulos rojos, en el sistema inmune y en los huesos y dientes por su alto contenido en vitamina C; la sandía, por su parte, contiene citrulina (que ayuda a minimizar la acumulación de grasa), es antioxidante y vasodilatadora.
En definitiva, resulta complicado decidir cuál de las dos es mejor para la salud, ya que ambas tienen multitud de efectos positivos sobre sistemas diferentes. Por ello, lo mejor es consumir las dos abundantemente, como parte de una dieta equilibrada rica en frutas y verduras.
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