Así es vivir con trastorno límite de la personalidad: "Hay días que son un infierno y sientes que nada ayuda"

El trastorno límite de la personalidad impacta en la forma de sentirse sobre uno mismo y sobre los demás.
El trastorno límite de la personalidad impacta en la forma de sentirse sobre uno mismo y sobre los demás.
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El trastorno límite de la personalidad impacta en la forma de sentirse sobre uno mismo y sobre los demás.

Las personas con problemas de salud mental soportan un tremendo estigma social que marca toda su vida diaria y que deriva, a menudo, del desconocimiento por parte de quienes no viven con estas condiciones (al menos, a ojos del resto de la sociedad). Por eso, es de vital importancia hacer un esfuerzo por comprender en qué consisten estas problemáticas y muy especialmente cómo afectan a las personas que las viven en su propia piel.

Este es el mensaje que transmite a 20Minutos Dani, un joven de 28 años que padece lo que llamamos trastorno límite de la personalidad (a menudo llamado por sus siglas, TLP). Tal y como narra con crudeza, su diagnóstico llegó siendo relativamente mayor, "hará más o menos 5 años. Fue tras sufrir una crisis muy fuerte e intentar suicidarme tres veces".

"Es algo que me ha complicado muchísimo la vida"

Desde entonces, cuenta Dani, vive con ello, aunque a veces ni siquiera la definición esté clara: "Me da igual si se llama trastorno, enfermedad o problema de salud mental", sentencia. "Me han dicho que si es un conjunto de síntomas, que si es algo genético... Para mí es algo que me ha complicado muchísimo la vida desde siempre, que me ha hecho muy infeliz y con lo que tengo que lidiar cada día".

A grandes rasgos, con el nombre de trastorno límite de personalidad entendemos “un trastorno de la personalidad que se caracteriza primariamente por inestabilidad emocional, pensamiento extremadamente polarizado y dicotómico, impulsividad y relaciones interpersonales caóticas”, según el manual de diagnóstico de la Asociación Americana de Psicología. Se estima que afecta aproximadamente a un 2% de la población mundial.

Así, el camino no es fácil para las personas diagnosticadas con TLP, tampoco a la hora de buscar apoyo profesional. Según detalla, el lo inició tras aquellos intentos de suicidio: "Fui a un hospital a pedir ayuda y me dijeron que primero tenía que ir a través de la Seguridad Social. Ahí me asignaron una psiquiatra, que realmente hacía de psicóloga conmigo, y tras varios meses me dieron el diagnóstico".

De hecho, aclara que ya venía recibiendo atención desde mucho antes. "Sobre todo psicológica, desde los 15 años. Aunque tuve un parón muy largo sin recibir ningún tipo de ayuda porque la asistencia de la salud mental del servicio público es lamentable".

"Después estuve con la psiquiatra que he comentado antes y de ahí, me derivaron a una unidad específica de TLP en el hospital clínico. Cuando me dieron el alta, estuve casi dos años sin terapia y volví el año pasado a una asociación que trata específicamente el TLP", prosigue.

"La atención psicológica me ha dado herramientas para afrontar mi vida"

Para la mayoría de pacientes, recibir esta asistencia puede suponer una diferencia. "(La atención psicológica) me ha dado muchas herramientas para poder afrontar la vida y conocerme mejor, sobre todo en el hospital ('en el que había todo tipo de terapias, como la dialéctico-conductual, terapia escrita y terapia ocupacional, entre otras') y en mi terapia actual", afirma. 

Ello no quita, no obstante, que pueda ser difícil embarcarse en este proceso. "Mi paso por entornos clínicos lo definiría como duro, muy duro. Lo que más el hospital, porque había que ir de lunes a viernes, incluso si estabas mal. Si no, te echaban, porque había mucha gente en lista de espera".

Aún así, Dani resalta a la gente con la que se ha topado. "He conocido mucha gente a la que he cogido mucho cariño. Aunque también he tenido suerte, porque hay profesionales que de eso solo tienen el título".

"Hay días que son un infierno"

Como sabrán muchos de quienes han experimentado problemas de salud mental (ya sean trastornos depresivos, de ansiedad o de cualquier otra clase), a menudo hay aspectos de ellos que te acompañan toda la vida, aunque se logren mejorías muy importantes. Así lo explica Dani: "El día a día es complicado. Para mí lo era muchísimo más antes, porque no sabía qué me pasaba ni como gestionar lo que sentía. Hoy sigue siendo difícil, pero me conozco más, sé más cómo funciono y eso hace que sea más llevadero".

"Aún así, hay días que son un infierno y sientes que no hay terapia ni herramientas que te puedan ayudar", resume.

"Las veces que más me he sentido incomprendido ha sido por gente cercana: familia, amigos, parejas..."

Dani añade que también el TLP puede determinar los proyectos y aficiones que uno emprende: "Soy una persona que me exijo mucho y cuando no cumplo el objetivo, me afecta muchísimo. Tanto que puede hacer que deje el proyecto de lado, a pesar de ser algo que me apasione".

Con todo, a menudo este peso en el día a día tiene que ver con la relación con los demás. "Aunque parezca sorprendente, las veces que más me he sentido incomprendido ha sido por gente cercana: familia, amigos, parejas..." 

"Lo puedo llegar a entender, porque ni si quiera yo lo entendía. Pero a veces escuchas comentarios que duelen mucho. Al mismo tiempo, creo que las personas con problemas de salud mental sufrimos discriminaciones desde hace mucho, porque se nos asocia con personas violentas, que no saben lo que hacen o que hacen cosas absurdas o inverosímiles", prosigue.

"En el trabajo, sólo importa lo productivo que puedes ser"

Como es lógico, esto mismo sucede en el trabajo. "En el ámbito laboral sí que me ha traído problemas. Básicamente porque soy una persona que no siempre está bien, y me cuesta mucho afrontar todo cuando estoy mal", confiesa Dani, que en la actualidad trabaja como subtitulador para televisión: "Eso hace que pueda ser un poco irregular en el rendimiento, pero no es algo significativo".

"Es un problema sistémico del trabajo, como en muchos aspectos de la vida. No se nos permite estar mal o llorar en el trabajo, sólo importa lo productivo que puedes ser", reflexiona. "Incluso si es a costa de la salud física o mental".

"Estamos a años luz de estar medianamente bien en atención médica"

En esta línea, Dani opina que hay importantes errores en la manera en la que la sociedad lidia con la salud mental. "No es que falle a las personas con TLP, falla en casi todos los ámbitos de la salud mental", defiende: "Parecemos personas que no se adaptan a la sociedad, cuando la sociedad actual es una verdadera enfermedad".

"En cuanto a la atención médica, estamos a años luz de estar medianamente bien", continúa. "A día de hoy se siguen realizando contenciones forzosas, abusos, maltrato al paciente... Por no hablar de lo mal que lo vas a pasar si vas por la Seguridad Social, como he dicho antes".

"No tiene sentido que con todas personas que están mal, tengamos cita cada mes y medio o dos meses", protesta, "y no es tanto porque falten profesionales, si no porque las condiciones que tienen son muy malas y prefieren irse a la sanidad privada" sentencia.

"En el entorno laboral se deberían enseñar protocolos de actuación en casos de crisis y sobre todo no discriminar a alguien por su condición, sea la que sea", prosigue, "y que no se use como excusa a la hora de no contratar o de despedir a alguien".

Según este joven, muchos de los conflictos derivan de una falta de conocimiento sobre la salud mental. "Creo que lo primero que se debería hacer es enseñar que porque una persona sienta, piense o actúe diferente, no significa ya que esté enferma de la cabeza o que tenga un problema", señala. "No hay que dar por hecho nada en relación a la salud mental".

"Lo que hay que tener en cuenta con alguien que tiene TLP es que, generalmente, es mucho más sensible que el resto", explica. "Hay cosas que para ti pueden ser una tontería increíble, pero para mí significan un mundo y me pueden arruinar el día o peor".

En resumen, "Es importante no dar nada por hecho e intentar comprender a la otra persona, tener paciencia y sobre todo, darle todo el cariño que puedas dar".

"Hay cosas que para ti pueden ser una tontería, pero para mí significan un mundo y me pueden arruinar el día o peor"

De hecho, Dani suscribe la tesis, señalada ya por muchas voces de los ámbitos más críticos de las ciencias de la salud mental (siendo quizás el ejemplo más icónico el filósofo francés Michel Foucault), de que el propio lenguaje con el que nos referimos a estos fenómenos va cargados de origen. Así lo expresa: "a pesar de que use estos términos, no los apoyo. Creo que así se me entiende mejor, pero eso es también parte del problema".

"Se puede ir a mejor, aunque con ayuda"

A pesar de todo ello, se muestra optimista. "No sé cómo veo mi futuro, no tengo ni idea", admite: "Para mí lo más importante es que al menos me veo en el futuro, sea el que sea. Antes solo quería desaparecer, todos los días".

"Obviamente que tengo proyectos y objetivos, pero prefiero vivir el presente y aprovecharlo, sin dejar de lado cosas que quiera hacer más adelante". 

Y tiene palabras para quien reciba por primera vez el diagnóstico de TLP: "le diría que el mundo no se acaba; que la vida es y será muy dura, sobre todo para ella; que se puede ir a mejor, aunque necesitará mucha ayuda; y que no tenga miedo de buscarla y apoyarse en sus seres queridos o en sus profesionales".

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