Síntomas de la flebitis, una enfermedad potencialmente grave de los vasos sanguíneos

Tromboflebitis profunda.
Tromboflebitis profunda.
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Tromboflebitis profunda.

Las enfermedades que afectan al sistema circulatorio son en la actualidad la principal causa de muerte en todo el mundo, pese a que en gran manera se pueden prevenir. Este hecho da cuenta de lo importante que es llevar un estilo de vida saludable, con una alimentación sana y ejercicio regular.

Dentro de este grupo, las más conocidas son las que resultan más inmediatamente letales, como los infartos o los ictus, pero existen muchas otras. Una de ellas es la flebitis, una condición que puede ocupar el rango que va desde benigna hasta muy grave o incluso mortal.

¿Qué es la flebitis?

La flebitis es sencillamente una inflamación de las paredes de las venas. A menudo, es el resultado de la formación de coágulos (trombos) en el interior del vaso sanguíneo afectado, por lo que se conoce también como tromboflebitis.

Según la localización de la vena afectada, se puede clasificar como trombosis venosa superficial o profunda. Mientras que el primer caso no suele suponer ningún problema, el segundo puede llegar a revestir gran gravedad.

¿Cuáles son sus síntomas?

La flebitis leve puede no presentar síntomas, o simplemente manifestarse en la forma de enrojecimiento u oscurecimiento de los vasos sanguíneos, que se vuelven visibles.

Por el contrario, la flebitis profunda sí suele mostrar signos, como dolor, sensibilidad en la zona afectada, eritema, abultamiento de la vena afectada y fiebre leve. Si no se trata puede llegar a desencadenar una embolia pulmonar, una complicación potencialmente mortal.

¿Cómo se trata?

Normalmente, las flebitis profundas se pueden atajar con métodos poco invasivos como compresión y envolturas junto con enfoques farmacológicos como analgésicos, anticoagulantes o trombolíticos.

Sin embargo, en casos menos comunes, puede ser necesario recurrir a diferentes procedimientos quirúrgicos para solucionar el problema y minimizar el riesgo de sufrir una embolia pulmonar en toda regla. Así, el profesional médico puede optar por extirpar la vena (sobre todo si está próxima a la superficie) o ejecutar un bypass, un injerto de un trozo de vena sano que desvía el tráfico de la zona obstruida.

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