Rehabilitación tras un ictus: en qué consiste, cuánto dura y qué podemos esperar

  • El 29 de octubre se celebra el Día Mundial del Ictus, la primera causa de discapacidad física en las personas adultas.
Un estudio concluye que la estimulación transcraneal junto a la realidad virtual mejoran la rehabilitación tras un ictus
La estimulación transcraneal y realidad virtual mejoran la rehabilitación tras un ictus
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Un estudio concluye que la estimulación transcraneal junto a la realidad virtual mejoran la rehabilitación tras un ictus

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el ictus es primera causa de discapacidad física en las personas adultas y la segunda de demencia en los países occidentales. Además, datos del INE apuntan a que el 13% de los casos de dependencia están ocasionados por accidentes cerebrovasculares. Algo esperable, teniendo en cuenta que, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), el 40% de los ictus provocan secuelas a los afectados que les dificultan desarrollar actividades cotidianas.

Además de la gravedad del ictus, el riesgo de discapacidad y dependencia tras sufrir un infarto cerebral depende de cómo se lleva a cabo la rehabilitación, pues, aunque hay secuelas que serán de por vida, otras podrán minimizarse o incluso recuperarse por completo si se lleva a cabo una completa y temprana rehabilitación.

¿Cuál es el objetivo de la rehabilitación después de un ictus?

Los objetivos de la rehabilitación tras sufrir un ictus son varios. Por un lado, prevenir complicaciones y reducir el déficit neurológico y el impacto que las secuelas pueden tener en la vida del paciente para facilitar su autonomía personal y su reintegración social. Por otro, aliviar el dolor, eliminar la rigidez en las articulaciones y evitar que aparezcan enfermedades mentales, como la depresión.

Como eliminar las secuelas muchas veces es imposible, la Federación Española del Ictus quiere recordar que “es necesario hacer comprender que no vamos a conseguir una recuperación “ad integrum”, por tanto, el objetivo fundamental es ayudar al paciente a adaptarse a sus déficits y no a librarse de ellos, ya que en la mayoría de los casos, la lesión neurológica se recupera en todo o en parte espontáneamente en un período de tiempo variable o no se recupera nunca”.

Para que la rehabilitación sea efectiva, coordinada e integral, es necesario que empiece pronto, que dure varios meses y que el paciente se someta a distintas técnicas y terapias desde fisioterapia a logopedia, en función de la gravedad del ictus y las lesiones.

Cuándo debe empezar y qué fases tiene

La rehabilitación es un proceso limitado en el tiempo, pues llega un momento en el que el paciente se estabiliza. En general, como afirman en la web de la Federación Española del ictus, “la recuperación funcional es mayor en el primer mes, se mantiene hasta el tercer mes, es menor entre el tercer y sexto mes y experimenta cambios progresivamente menores entre el sexto y decimosegundo mes. Por regla general, se establece que a partir del sexto mes se produce la estabilización del cuadro. El lenguaje y el equilibrio pueden seguir mejorando hasta transcurridos dos años”.

Así, además de empezar la rehabilitación cuanto antes, esta deberá ser distinta en cada etapa.

Fase aguda. El programa de rehabilitación debe comenzarse cuanto antes (primeras 24/48 horas), en la fase aguda, en cuanto el paciente se estabilice y tenga fuerzas. Es decir, cuando el paciente todavía está ingresado. La neurorrehabilitación en esta fase es fundamental.

Subaguda y ambulatoria. Una vez sea dado de alta, deberá continuar con la rehabilitación de forma ambulatoria, que suele ser diaria -o de varios días a la semana- y seguida regularmente por el médico rehabilitador. Según apunta este artículo de El Sevier, cuanto más intensiva sea esta fase -es decir, más días a la semana y más tiempo- mejores serán los resultados. La duración depende de muchos factores, como la gravedad, la evolución… pero suelen ser varios meses. Además, el plan de cambiará a medida que el paciente evolucione.

Rehabilitación en casa. Para la máxima recuperación del paciente, su trabajo es tan importante o más que el de los profesionales que lo atienden. Por eso, además de la rehabilitación ambulatoria o una vez terminada esta, el paciente tiene que continuarla en su propio domicilio. Los centros de rehabilitación darán rutinas fáciles y una serie de pautas que los pacientes y su familia deberán llevar a cabo en casa. Y es que, es muy importante que la persona lleva a cabo todas las actividades que pueda realizar por sí mismo, como vestirse, comer, realizar tareas domésticas y moverse siempre que pueda. La paciencia y la constancia son claves en un proceso que puede durar años y que en ocasiones puede ser frustrante y tedioso.

En qué consiste y que profesionales intervienen

La rehabilitación tras un ictus debe ser multidisciplinar y estar muy coordinada para que tenga éxito, pues en ella intervienen profesionales sanitarios de diversas especialidades. Y es que la rehabilitación no es solo física, sino también social y emocional.

Médico rehabilitador y enfermeros. Los médicos, especialmente el rehabilitador y el neurólogo, serán los encargados de establecer las directrices que el tratamiento debe seguir. El médico rehabilitador será el responsable de realizar la evaluación inicial del paciente, el pronóstico de recuperación, definir el procedimiento y coordinar al equipo médico, además de hacerle el seguimiento. También prescribirá los medicamentos necesarios. En esta área, hay enfermeros especializados que ayudarán a que se lleven a cabo estas recomendaciones y que ayudarán la paciente en caso, por ejemplo, de que haya que adaptarle la dieta.

Fisioterapeuta. Es una figura clave en todo el proceso de recuperación física, pues su labor empieza en el hospital con movilizaciones, fisioterapia respiratoria… y continuará para ayudar al paciente a recuperar la fuerza, la movilidad, la estabilidad, elasticidad… Esto puede llevarse a cabo con terapias manuales, trabajando la psicomotricidad, circuitos… y también valerse de las nuevas tecnologías, como la robótica, la realidad virtual, la estimulación eléctrica funcional, etc.

Terapeuta ocupacional. Esta figura trabajará para que el paciente recupere las aptitudes necesarias para realizar actividades cotidianas, como el aseo personal, cocinar o labores del hogar… adaptándose a sus limitaciones. También será el encargado de reeducar al paciente y a ayudarle a eliminar las barreras en de su hogar, para que sea un lugar más seguro y adaptado a sus actuales necesidades, y podrá tratar, si es necesario, temas relacionados con la deglución y la cognición.

Logopeda. Las dificultades del lenguaje son muy habituales después de un ictus, y será labor del logopeda ayudarle a mejorar la articulación de palabras, la expresión, la comprensión verbal… e incluso las dificultades para tragar y masticar.

Psicólogos. Para ayudar al paciente en su adaptación emocional a la nueva situación y ayudarle a prevenir problemas de salud mental, como la ansiedad, la depresión, etc.

El equipo puede ser todavía más extenso, pues puede necesitar un trabajador social -que asesore en la consecución recursos-, técnicos protésicos, especialistas en nutrición, en recreación terapéutica, asesores vocacionales…

Gracias a todos ellos, y a la voluntad del paciente, en un tiempo determinado -que a veces puede alargarse hasta dos años- las personas afectadas por un ictus podrán alcanzar todo su potencial y la máxima calidad de vida posible. Según datos de Sanitas:

•Después de un año de rehabilitación, solo el 20% de las personas necesita ayuda puntual en las actividades cotidianas.

Durante los primeros 3-6 meses los pacientes recuperan la mayor parte de los movimientos voluntarios.

•La recuperación del lenguaje, el equilibrio y otras tareas rutinarias puede seguir avanzando hasta los dos años de rehabilitación.

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