¿Por qué hay unas personas más frioleras que otras? ¿Eres de los que saca la chaqueta de invierno en cuanto descienden las temperaturas? La temperatura corporal puede variar a lo largo del día en función de la hora o de las partes del cuerpo. La media puede oscilar entre los 36 y 37 °C, aunque es habitual que se produzcan variaciones.
Pero, ¿cuáles son los factores que afectan en la sensación de frío? El cerebro es el encargado de "regular la temperatura y mantener nuestro organismo confortable", explican en la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). Esto quiere decir que se encarga de activar mecanismos biológicos como respuesta ante los cambios, como por ejemplo la sudoración cuando hace calor.
No obstante, la misma temperatura puede provocar una sensación completamente diferente en cada persona. "Todas las personas percibimos diferente el frío porque tenemos diferentes respuestas biológicas ante la misma temperatura que estamos expuestos", añaden.
La anatomía, la herencia y el estilo de vida
Uno de los factores que afecta a esta sensación está relacionado con la propia anatomía y la genética. "Se conoce que la herencia tiene un papel fundamental en la regulación de los mecanismos compensadores de la temperatura". Por eso, la cantidad de grasa corporal influye al proporcionar una mayor protección frente al frío.
Por otro lado, "el estrés continuo afecta negativamente a todo nuestro cerebro, afecta a genes que regulan el estado de ánimo siendo un factor que dificulta una correcta respuesta al frío", indican.
En este sentido, el estilo de vida también puede influir en la sensación de frío en el cuerpo, ya que llevar una dieta poco equilibrada, no dormir lo suficiente, estar por debajo de un peso saludable o no mantener una correcta hidratación son factores que propician esta sensación de ser más "frioleros".
¿Qué otros factores influyen?
El estado de salud también influye en gran medida, ya que padecer determinadas enfermedades genera un incremento de esta sensación, como el hipotiroidismo, la enfermedad de Raynaud o la anemia, entre otras. Asimismo, la mala circulación sanguínea puede estar detrás de esta sensación constante de frío.
Cuando tenemos frío, los impulsos nerviosos son enviados a los músculos del cuerpo "para generar calor metabólico a través de los escalofríos". Entonces, "los vasos sanguíneos se contraen para evitar que se pierda calor por aquellas zonas que están más frías y concentrándolo en los órganos internos".
Estos impulsos llegan también a la corteza cerebral, que es "la parte del cerebro en la que se produce el razonamiento y en la que se genera la información acerca de que estamos teniendo frío". Por esta razón, nuestro cuerpo realiza acciones casi automáticas para protegerse de ese frío, siendo los escalofríos el primer signo de alerta.
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