El poder que aporta ser amable con uno mismo, según la ciencia

No sentirse bien con el propio cuerpo daña de forma importante la autoestima.
No sentirse bien con el propio cuerpo daña de forma importante la autoestima.
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No sentirse bien con el propio cuerpo daña de forma importante la autoestima.

Son muchas las personas que tienen una baja concepción de sí mismas. Por desgracia, a menudo esto es fruto de la interacción con el entorno (una sociedad ultracompetitiva que mide la valía de las personas en términos de productividad, estándares de belleza poco realistas, equiparación de riqueza material con el éxito...), pero existen métodos para combatirlo desde la realidad individual de cada uno.

"El cerebro se puede modificar"

Por ejemplo, la abogada estadounidense Mel Robbins, en su libro Un hábito para cambiarte la vida, reflexiona sobre esta cuestión y propone un método para mejorar la concepción de uno mismo basándose en varios estudios científicos: ser amable con uno mismo.

"El mejor presagio de lo feliz y satisfecho que puedes estar es la autoaceptación. Es decir, lo amable que eres contigo y en qué medida te animas tiene un impacto directo y proporcional en tu felicidad. Ser amable contigo tiene el poder de cambiarte la vida por completo y, sin embargo, la autoaceptación es lo que practicamos con menor frecuencia", afirma Robbins.

El principio en el que se basa la abogada es que "el cerebro se puede modificar [...]. Pienses lo que pienses, si lo piensas una y otra vez, se convierte en tu creencia subconsciente por defecto". Esto mismo, dice, es lo que sucede con la baja autoestima: "Durante años, seguramente tu pensamiento por defecto ha sido algo horrible como 'No soy suficientemente bueno, no me sale nada bien, siempre la cago, no sé ni por qué lo intento, buah qué feo'". Incluso, confiesa cuál es su propio pensamiento inconsciente por defecto: "El mío", reconoce, "es que todo es mi culpa y que siempre hay alguien enfadado conmigo".

¿Por qué nos cuesta tanto?

Robbins también detalla por qué muchas personas no son amables consigo mismas: "A nadie le han enseñado cómo se hace. Es así de sencillo", afirma.

"Todos hemos crecido con madres que se critican en el espejo y que se sienten culpables por tomarse para ellas, y padres que no expresan sus emociones y miden lo que valen según lo que ganan o cómo alcanzan el éxito fuera de casa. Nuestros padres eran duros con ellos mismos, así que, luego, fueron duros con nosotros".

"Por eso eres tan duro contigo. De niño, tu cerebro absorbía todo lo que te rodeaba. Esto explica tu impulso inconsciente de repetir algunas de las dinámicas que aprendiste de pequeño", concluye: "Ha llegado el momento de romper este ciclo generacional".

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