El motivo por el que recordamos algunos sueños (y no es haber dormido bien)

Son problemas relacionados con el poder dormir y la persona que ha pasado la enfermedad experimenta dificultades para conciliar el sueño.
Recordar el contenido del sueño suele ser síntoma de algún problema con la calidad del mismo.
Pixabay/Sammy-Williams
Son problemas relacionados con el poder dormir y la persona que ha pasado la enfermedad experimenta dificultades para conciliar el sueño.

La mayoría de las personas soñamos todas las noches. Sin embargo, más raros son los casos en los que recordamos los contenidos de esos sueños.

Para estos casos, desde la antigüedad, los seres humanos hemos adjudicado todo tipo de significados místicos, que van desde la predicción del futuro hasta las revelaciones religiosas. Más recientemente, la psicología se ha preocupado en gran medida por la manera en la que pueden revelar aspectos ocultos de nuestra mente y vivencias.

Sea como sea, el mismo hecho de recordarlos puede decirnos mucho sobre la salud de nuestro sueño. Y, en contra de lo que se piensa muchas veces, no es que hayamos dormido bien.

Cómo olvidamos los sueños

Un estudio publicado en Science aportó en 2019 una explicación sobre cuál es el mecanismo responsable de que frecuentemente olvidemos nuestros sueños. Según esta teoría, ciertas neuronas que se activan durante el sueño REM (movimientos oculares rápidos) podrían suprimir estos recuerdos de manera activa.

Esto es porque estas neuronas producen una hormona (MCH) que concentra la melanina, lo que tiene importantes implicaciones en la regulación del sueño. Esta hormona también inhibe la actividad del hipocampo, un área del cerebro clave en el almacenamiento de la memoria.

Por tanto, el hecho de recordar los sueños podría ser indicativo de una actividad deficiente en estas hormonas.

Un sueño de peor calidad

Otras investigaciones, como una publicada en Frontiers in Psychology, han contribuido con evidencias desde otros enfoques. En este caso, por ejemplo, se reclutó una cohorte de individuos con tendencia a recordar sus sueños, y se monitorizaron las características del mismo.

Esta misma experiencia se replicó en otro grupo de personas que habitualmente olvidan sus sueños, a fin de poder comparar los resultados entre unas y otras para poder establecer algunas pautas.

Lo que este experimento arrojó es que estas personas mostraban un sueño más fragmentado y menos profundo que las personas que normalmente no recuerdan sus sueños.

Estos rasgos se asocian a un sueño de peor calidad en general, con todos los efectos negativos que puede tener para la salud en periodos sostenidos de tiempo. Por ello, parece ser que recordar los sueños, cuando se vuelve habitual, podría ser un síntoma de ciertos problemas en la salud o la higiene del sueño.

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