La curiosa historia del juramento hipocrático, el compromiso ético que adquieren los médicos

Médico atendiendo a un paciente. Cerámica griega de en torno al 470 a. C.
Médico atendiendo a un paciente. Cerámica griega de en torno al 470 a. C.
Marie-Lan Nguyen / WIKIMEDIA COMMONS
Médico atendiendo a un paciente. Cerámica griega de en torno al 470 a. C.

La profesión del médico se ha considerado durante milenios como una de las más nobles y admirables. No es para menos; al fin y al cabo, son ellos (junto a los demás trabajadores sanitarios, por supuesto) quienes están al lado de las personas en algunos de los momentos más difíciles de la vida, como son las enfermedades físicas.

En principio, la vocación de velar por la salud de los semejantes ya está cargada de intenciones justas, pero tradicionalmente los médicos occidentales y medio-orientales han ido un paso más allá codificando la ética de su oficio en un juramento que recitan al inicio de su carrera profesional: el conocido como juramento hipocrático.

Más de 2.000 años de historia

El juramento hipocrático recibe su nombre por Hipócrates de Cos, un médico que vivió en Grecia en los siglos V e IV antes de Cristo. Y no era un médico cualquiera; para muchos, Hipócrates es el verdadero padre de la medicina.

Fue el fundador de la escuela hipocrática o de Cos, una corriente de pensamiento que ponía énfasis en el cuidado del paciente antes que en el diagnóstico y que se caracterizó por su estricta disciplina profesional y los valores que exigía del doctor: que fuese limpio, honesto, tranquilo, comprensivo y serio. También insistía en la importancia de documentar los hallazgos de manera correcta para que pudieran ser accesibles para otros médicos y pudiera beneficiarse de ellos el conjunto de la sociedad.

Tradicionalmente, se ha atribuido a Hipócrates la autoría del juramento hipocrático, un documento que precisamente recoge en gran medida estas exigencias éticas del médico formuladas en primer lugar por él. En tiempos recientes, no obstante, se ha discutido este hecho, con algunos historiadores que lo atribuyen a una teórica escuela pitagórica de la que, no obstante, existen escasas evidencias.

En cualquier caso, no sería hasta siglos más tarde (concretamente, en el siglo II d.C.), de la mano del médico grecorromano Galeno, cuando el juramento hipocrático tomaría la forma en la que hoy lo conocemos.

Su definitiva instalación en la profesión médica europea vendría propiciada por el advenimiento del Renacimiento, una época de recuperación de valores artísticos, científicos y filosóficos de la antigüedad grecolatina; y continuaría expandiéndose por distintos países durante los siglos XIX y XX. Previamente, durante la edad media, ya se había generalizado en un buen número de escuelas médicas del mundo islámico, gracias a las exhaustivas traducciones que los estudiosos musulmanes venían realizando de textos científicos helénicos y romanos.

¿Qué es el juramento hipocrático y qué dice?

En definitiva, el juramento hipocrático es la promesa que hacen los médicos de desempeñar su oficio de acuerdo a una serie de criterios éticos. Es, en esencia, una codificación de los principios básicos de su deontología profesional.

En su versión original, el doctor jura ante el panteón griego venerar y asistir a su maestro; enseñar el oficio a los alumnos comprometidos; velar por apartar "todo daño e injusticia" de los enfermos; no proporcionar medicamentos mortales ni abortivos; dejar las intervenciones quirúrgicas en manos de los especialistas; no caer en la corrupción; y finalmente guardar el secreto profesional.

Sobre esta iteración con los años se han realizado algunos cambios para ajustarlo a la realidad moral y social de cada momento, pero a grandes rasgos las versiones actuales mantienen la mayoría de principios centrales presentes en el texto original.

Así, la última revisión aceptada internacionalmente (llamada Declaración de Ginebra) establece el compromiso del médico de dedicar su vida al servicio de la humanidad;  velar por la salud y el bienestar de los pacientes; respetar la autonomía y dignidad de los mismos; mantener el máximo respeto por la vida human;, no permitir que ningún tipo de prejucios se interpongan en el cuidado de los pacientes; guardar el secreto profesional; ejercer la medicina con conciencia; promover la ciencia médica; respetar a maestros, estudiantes y colegas; compartir los conocimientos médicos; cuidar la propia salud y no emplear los conocimientos médicos en contra de los derechos humanos.

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