En qué consiste la pielonefritis, la complicación más grave de las infecciones de orina

El dolor lumbar y en los costados puede ser un síntoma de pielonefritis.
El dolor lumbar y en los costados puede ser un síntoma de pielonefritis.
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El dolor lumbar y en los costados puede ser un síntoma de pielonefritis.

Las infecciones de orina son un problema relativamente común (sobre todo en mujeres) y normalmente de carácter leve. Sin embargo, es muy importante no descuidarlas, ya que si no se les presta atención pueden evolucionar a complicaciones muy graves.

¿Qué es la pielonefritis y cuáles son sus causas?

La principal de estas complicaciones es la pielonefritis, que no es otra cosa que una infección renal. Generalmente, se trata de una complicación de una infección en la uretra o la vejiga que ha ascendido hasta alcanzar uno o ambos riñones.

En la mayoría de los casos, esta infección es de etiología bacteriana. No obstante, en casos menos frecuentes también puede ser vírica o micótica (provocada por hongos).

Se trata de una urgencia médica, ya que la pielonefritis puede causar daños permanentes a los riñones que comprometan su función o incluso puede derivar en una septicemia, que pone en serio riesgo la vida.

Existen una serie de factores que aumentan el riesgo de padecer pielonefritis, como son el sexo femenino, el bloqueo de las vías urinarias, padecer enfermedades que afecten al sistema inmune, las lesiones en los nervios que rodean la uretra o la vejiga, el uso de catéteres durante un tiempo prolongado o el padecimiento de condiciones que afectan al trayecto de la orina como el reflujo vesicoureteral.

¿Cuáles son sus síntomas?

Los síntomas de la pielonefritis incluyen fiebre, escalofríos, dolor en la espalda (especialmente en los costados), dolor abdominal, necesidad imperiosa y constante de orinar, dolor o ardor al hacerlo, náuseas, vómitos, presencia de sangre o pus en la orina y turbidez u olor desagradable en la orina.

La pielonefritis puede provocar complicaciones como la formación de cicatrices renales, enfermedad renal crónica, hipertensión, insuficiencia renal, septicemia y problemas del embarazo.

¿Cómo se trata?

El tratamiento normalmente (cuando la infección es bacteriana) consiste en la administración de antibióticos, en función del estado de salud del paciente y del tipo concreto de bacterias detectadas en el tracto urinario.

Si la infección es grave, es posible que el paciente requiera ser hospitalizado, para poder recibir antibióticos por vía intravenosa y soporte vital en función de sus necesidades concretas.

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