Cómo identificar la tanatofobia: el miedo a morir que se vuelve patológico

Un niño en un cementerio
Un niño en un cementerio
TATYANA TOMSICKOVA
Un niño en un cementerio

Todos los seres humanos, sin excepción, tenemos que afrontar una misma realidad: la de nuestra propia mortalidad. Se trata de un prospecto fascinante a la vez que inquietante, y es un tema constante y recurrente en todas las culturas de la tierra. 

Es normal tener un cierto miedo a morir; pero éste no debería interferir de manera dañina en nuestro día a día. Cuando lo hace, estamos ante lo que en psicología se denomina tanatofobia.

¿Qué es la tanatofobia?

Lo primero que hay que tener en cuenta es que la tanatofobia no constituye necesariamente un trastorno psicológico en sí misma: ni siquiera, pese a su nombre, una fobia específica (un tipo de trastorno de ansiedad). Más bien, como señala el portal de noticias médicas Medical News Today, la tanatofobia es una forma de ansiedad (distinguiendo aquí 'ansiedad' y 'trastorno de ansiedad') caracterizada por el miedo a la propia muerte o al proceso de morir. Aquí es importante distinguirla de otro concepto diferente, la necrofobia, que sí que sería una fobia específica dirigida a la idea de la muerte, las cosas muertas o que se mueren o a aquello relacionado o relativo a la muerte.

Así, la tanatofobia puede aparecer relacionada con diversos trastornos de ansiedad o del estado de ánimo, como son el trastorno de estrés postraumático, los trastornos de pánico o los trastornos de ansiedad por enfermedad (hipocondriasis).

Con todo, en los casos más graves y con mayor impacto sobre la vida cotidiana del paciente, sí que puede tomar la forma de una fobia específica o formar parte de una. En este caso, se cumplen una serie de criterios: surge casi siempre que se piensa en morir, el cuadro persiste por más de seis meses e interrumpe la vida diaria y las relaciones.

Por ejemplo, las personas tanatofóbicas podrían presentar miedo o ansiedad inmediatos cuando piensan en la muerte, síntomas físicos como mareos, sofocos, sudoración, o taquicardia; conductas evitativas; malestar estomacal, y sentimientos generales de depresión o ansiedad.

¿Cómo se trata?

El abordaje de la tanatofobia depende de su dimensión y, en su caso, de la condición o condiciones a las que aparece ligada. No obstante, debido a su naturaleza psicológica, el tratamiento suele moverse en las líneas generales de este tipo de afecciones.

Así, el profesional podría aconsejar estrategias como las diversas formas de psicoterapia (conductual, cognitiva...) junto con enfoques como la terapia de grupo. En los casos más graves, puede ser necesario complementar farmacológicamente para aliviar los síntomas ansiosos o depresivos que puedan aparecer.

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