Así es posible identificar la dispepsia, síntoma de numerosas enfermedades gastrointestinales

El dolor abdominal es un síntoma común de la intolerancia a la histamina.
El dolor abdominal es un síntoma común de la intolerancia a la histamina.
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El dolor abdominal es un síntoma común de la intolerancia a la histamina.

Algunos problemas de salud, especialmente algunos puntuales, son tan comunes que les hemos dado nombres coloquiales y que a menudo cuando los sufrimos tratamos de ignorarlos o nos limitamos a recurrir a algún remedio casero. No obstante, debemos estar atentos si aparecen a menudo, ya que podrían estar indicándonos una patología más grave.

¿Qué es la dispepsia? ¿Cuáles son sus causas?

Dispepsia es el nombre técnico de lo que normalmente conocemos como indigestión o empacho. Es por tanto un conjunto de molestias localizadas en el epigastrio (parte superior del abdomen) a menudo asociadas a varios síntomas gastrointestinales.

Se calcula que afecta a una de cada cinco personas en el mundo de manera más o menos frecuente.

La dispepsia puede ser una manifestación de diversas enfermedades subyacentes (en este supuesto se llama dispepsia secundaria) como una infección por Helicobacter pylori, una úlcera péptica, cáncer gastrointestinal, cálculos en la vía biliar o varias enfermedades pancreáticas.

Cuando no existe evidencia de otra enfermedad orgánica que la esté provocando, la dispepsia se denomina 'funcional', y se sabe que en ella pueden jugar un papel importante factores como motilidad alterada, hipersensibilidad visceral, ciertos patrones dietéticos, genéticos, alérgicos, postinfecciosos, inflamatorios y psicosociales.

¿Cuáles son sus síntomas?

Los principales síntomas son distintas formas de malestar en el epigastrio, que pueden incluir manifestaciones como dolor, ardor, distensión o sensación de saciedad o plenitud. Esto, además, puede aparecer asociado a otros signos como diarrea, flatulencias, eructos, náuseas o vómitos, de manera continua o de forma intermitente.

¿Cómo se trata?

Si se encuentra una causa subyacente evidente, la principal estrategia pasa por el abordaje de dicha causa. Si por el contrario la dispepsia es funcional, el tratamiento correcto puede ser más complicado de determinar.

Por ejemplo, el tratamiento empírico con inhibidores de la bomba de protones puede lograr una mejoría en las personas menores de 60 años sin signos de alarma y con una prueba negativa para Helicobacter pylori.

Otra opción es el uso de fármacos piroquinéticos como la domperidona, la cisaprida, la eritromicina o la metoclopramida, si bien sus efectos son limitados y la posibilidad de efectos adversos suele desaconsejarlos.

El tratamiento dietético puede ser igualmente eficaz, especialmente teniendo en cuenta la asociación de la dispepsia con las sensibilidades no celíacas al gluten. De hecho, este enfoque produce alivios sintomáticos en una proporción muy importante de los pacientes.

Finalmente, en casos más raros se han comprobado beneficios de tratamientos con fármacos como rifaximina, antidepresivos tricíclicos, amilasa, proteasa, celulasa, lactasa o lipasa.

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