OPINIÓN

Cautela

Imagen de archivo de una persona con erupciones cutáneas provocadas por la viruela del mono.
Imagen de archivo de una persona con erupciones cutáneas provocadas por la viruela del mono.
CDC
Imagen de archivo de una persona con erupciones cutáneas provocadas por la viruela del mono.

Fernando Simón, médico epidemiólogo, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, vuelve a asomar la cabeza en televisión.

Lo ves y empiezas a preocuparte. Te preocupas por dos cosas, principalmente: la primera, es que Simón, al principio, y como portavoz del Ministerio de Sanidad en la lucha contra el coronavirus negó que el SARS-CoV-2 llegara a ser lo que ha sido y es. Más tarde corrigió, pero siempre estuvo por detrás de lo que pasaba. La segunda, es que, teniendo en cuenta sus errores y la experiencia que hemos adquirido con la pandemia, lo que expone sobre la gravedad de la viruela del mono o viruela símica (monkeypox en inglés) no te lo acabas creyendo. Y ese es un problema, y grave. Pero mucho me temo que, si no lo cambiaron durante la COVID-19, no lo van a hacer ahora. 

Así es que, si se continúa extendiendo el virus de la viruela del mono (Dios no lo quiera), va a ser muy recomendable complementar lo que dice con otras fuentes de información, 20minutos.es entre ellas.

Una pregunta: ¿con los datos que hay hoy sobre el número de infectados de la viruela del mono y si no estuviéramos saliendo de la pandemia por coronavirus, estaríamos hablando de esta infección rara procedente de África Central y Occidental? Me parece que no. Entiéndaseme bien: no pretendo minimizar nada, sobre todo cuando la infección por el virus de la viruela del mono puede ser peligrosa, aunque, según la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido "la infección se puede propagar cuando alguien está en contacto cercano con una persona infectada; sin embargo, existe un riesgo muy bajo de transmisión a la población en general".

Sin quitarle importancia a lo que está pasando, sería una temeridad empezar a difundir las situaciones de alerta que se dan a menudo en los sistemas de vigilancia de la salud. No podríamos dormir.

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