Salud y empleo: cuando un trabajo deja de ser saludable psicológicamente

  • No sentirse bien en el trabajo puede afectar tanto a nuestra salud mental como a nuestro rendimiento. No debemos pasarlo por alto.
Con este informe, Zepp Health quiere luchar contra el sedentarismo.
En bienestar psicológico es esencial en cualquier puesto de trabajo..
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Con este informe, Zepp Health quiere luchar contra el sedentarismo.

A lo largo de 2021, sobre todo en países como Estados Unidos, se ha producido lo que han llamado ‘la gran renuncia’ o ‘la gran dimisión’, un fenómeno por el que cada vez más gente deja su empleo sin tener una alternativa, solo porque este no cumple sus expectativas en cuanto a bienestar psicólogo. Como nos cuenta Rafael San Román, psicólogo de ifeel, “lo hacen porque las condiciones de trabajo ya no les compensan, no le satisfacen y no están dispuestos a entregar su tiempo, talento, etc. a un determinado puesto de trabajo porque priorizan su salud mental o su satisfacción personal”. En España, al ser una sociedad más conservadora en cuanto al empleo y al tener unas tasas de paro históricamente más altas, no ocurre de la misma manera, pero, especialmente a raíz de la pandemia, cada vez más personas son conscientes de lo que quieren o no en sus trabajos, “la pandemia nos ha hecho poner encima de la mesa cosas que antes no teníamos en cuenta, como que no queremos trabajar de una determinada manera. Igual no renuncias, pero sí hay un planteamiento sobre cómo reestructurar las relaciones entre la empresa y el empleado para que mejorar el bienestar del trabajador”, asegura San Román. Y es que, no sentirse bien en el trabajo, por los motivos que sean, puede afectar a nuestra salud mental, algo que no podemos pasar por alto.

¿Por qué es tan importante el bienestar psicológico en el trabajo?

No sentirnos bien en el trabajo, sobre todo si la situación se prolonga en el tiempo, puede tener consecuencias tanto para nuestra salud, como para el trabajo que realizamos. Y cuando hablamos de bienestar psicológico en el trabajo, nos referimos a “por ejemplo, no sentirme explotado, no tener estrés, sentirme reconocido, bien tratado, sentir que trabajo en algo significativo, tener una relación de confianza con el jefe, que las responsabilidades y el volumen de tarea que asumo están reconocidos a nivel de salario, tener buenas relaciones con los compañeros…”, asegura San Román. Si esto no se da, y se prolonga en el tiempo, podemos entrar en “una situación de aburrimiento profundo y desmotivación en la que el compromiso se va resistiendo y no voy a estar al 100%”.

Los primeros signos de que algo no va bien en el trabajo se manifiestan en el estado de ánimo, “estás decaído, de peor humor, más irascible…”. Si esta situación se prolonga en el tiempo, puede empezar a manifestarse también a nivel físico, en forma de ansiedad, con síntomas como “dormir mal, una mayor activación (nerviosismo), tensión muscular, falta de apetito, de concentración… todos ellos son signos a los que hay que prestar atención si no queremos que se convierta en un círculo vicioso”.

¿Qué hacer cuando notamos estos síntomas?

En cuanto notamos que el trabajo nos está generando insatisfacción e incluso esta afectando a nuestra salud mental debemos actuar, y para ello, tenemos que empezar por lo que podemos hacer nosotros mismos. Rafael San Román asegura que lo primero que tiene que hacer un trabajador que se siente así es averiguar qué es lo que está provocando que se sienta de esa manera, y cambiar de manera inmediata todo lo que dependa de él, “qué hay dentro de mi margen de acción que pueda modificar para al menos, de manera urgente, contener mi estado. Por ejemplo, si está muy agobiado, plantearse si puede renunciar a ciertas tareas, si puede echar menos horas de las que hace porque su problema es que no tiene tiempo para hacer nada al margen del trabajo, si puedo pedir ayuda a algún compañero, observar si hay algo ajeno al trabajo que está influyendo en su bienestar en el trabajo…”. 

"Los trabajadores de una empresa son personas que tienen sentimientos, emociones, que se relacionan entre ellas y que tienen sueños y aspiraciones”

El siguiente paso, sería, hablar con sus superiores y decirles cómo nos sentimos y qué necesitamos, pues muchas veces es un problema de comunicación, “si estas desbordado, puedes pedirle que reparta más el trabajo, si se puede aplazar alguna entrega, si tienes algún problema de carácter personal con algún compañero…”. Si después de esto, la situación no mejora, “puede que sea necesario acudir a un profesional de la salud mental que le ayude a gestionar la situación. Alguna vez puede que sea necesario dejar el trabajo, pero estas son las menos, pues la metodología del portazo no suele funcionar, siempre se pueden buscar alternativas menos drásticas”, recomienda el psicólogo de iFeel.

Empresas más empáticas y que pongan en el foco en el bienestar de los empleados

Según San Román, las empresas la teoría se la saben muy bien, pero cuesta mucho que la lleven a la práctica, y “tienen que tomar conciencia de la importancia del bienestar psicológicos de sus empleados, porque, en realidad, lo personal y lo laboral no se pueden separar, al final somos seres humanos que trabajan”, recuerda. “No se trata de hacer felices a sus empleados, sino de tener en cuenta su bienestar, que se sientan bien tratados, porque, además, eso también influye en su rendimiento”. Cada empresa y sector es distinto, y también lo serán los factores que influyan en el bienestar psicológico de sus empleados, pero, en todo caso, debería ser una labor ineludible de la empresa “dar una verdadera importancia al bienestar psicológico de los trabajadores y generar estrategias y medidas concretas encaminadas a mitigar, identificar y prevenir los factores de riesgo que pueden afectar al bienestar psicológico y a su rendimiento”.

Aunque, como hemos dicho, en cada empresa estos factores serán distintos, siempre hay determinadas maneras de actuar que suelen ir en contra del bienestar de los trabajadores, como “los horarios eternos, trabajar demasiadas horas, querer todo para ya, los liderazgos autoritarios, no preguntar nunca cómo están los empleados, no felicitar, fomentar la competitividad entre empleados, obsesionarse con los objetivos… eso va generando un clima laboral muy tóxico que suele traducirse en que los empleados en cuanto puedan, se vayan, y eso va en detrimento de la empresa”, añade.

Como contrapunto, Rafael San Román cree que se debería apostar por “fomentar que se trabaje en equipo, escuchar a las personas, dedicarles tiempo, preguntarles qué les ayuda a trabajar mejor… porque los trabajadores de una empresa son personas que tienen sentimientos, emociones, que se relacionan entre ellas y que tienen sueños y aspiraciones”, concluye. 

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