Por qué deberías comer almidón resistente si estás embarazada

Una embarazada se acerca a la nevera para coger algo para comer.
Una embarazada se acerca a la nevera para coger algo para comer.
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Una embarazada se acerca a la nevera para coger algo para comer.

El embarazo es una época delicada en la que conviene cuidar más que nunca de nuestra salud y nuestra dieta, con el fin de garantizar las mejores condiciones para el desarrollo del bebé y para nuestro propio bienestar.

Por ello, es un buen momento para ajustar nuestra alimentación a ciertos parámetros que, si bien son saludables durante toda la vida, son especialmente recomendables en esta etapa.

¿Qué es el almidón resistente? ¿Qué propiedades tiene?

El almidón es un hidrato de carbono complejo que muchos vegetales emplean como reserva energética. Existen bastantes tipos, y la mayoría son digeribles por ser humano: los que no lo son, son los que se conocen como almidón resistente.

Aunque pueda parecer contraintuitivo, el hecho de que no sea digerible no es algo negativo en este caso. Al contrario, permite que llegue intacto a los intestinos, donde nuestra microbiota lo fermenta transformándolo en ácidos grasos de cadena corta.

De esta manera, funciona como una fibra vegetal, con efectos prebióticos beneficiosos para el tránsito intestinal y en el control del apetito sin aportar (el almidón resistente, los alimentos pueden tenerlas por otros componentes) calorías al organismo.

En el caso concreto de las embarazadas, ayuda a prevenir el estreñimiento y los desequilibrios en la flora intestinal que son frecuentes durante la gestación.

Existen muchas fuentes comunes de almidón resistente que podemos incorporar a nuestro día a día (y de hecho, es probable que la mayoría de las personas ya consuman alguno) como son el plátano (especialmente verde), las lentejas, las patatas, la avena, el arroz integral, la yuca o el boniato.

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