¿Necesitas constantemente la aprobación de otras personas? Nueve claves para reconocer una excesiva dependencia de su beneplácito

Cuando la fuente de la autoestima y del bienestar la situamos en el exterior, aparece el problema.
Cuando la fuente de la autoestima y del bienestar la situamos en el exterior, aparece el problema.
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Cuando la fuente de la autoestima y del bienestar la situamos en el exterior, aparece el problema.

¿Le preocupa en demasía lo que piensen de usted sus amigos? ¿No soporta la más mínima crítica en el trabajo? ¿No puede vivir sin una pareja al lado? ¿Necesita recibir la constante aprobación de sus progenitores aunque hace tiempo que ya superó los 40? Es probable que usted sea víctima de la dependencia emocional, un trastorno que en la actualidad supone entre el 7 y el 10% de las consultas psicológicas.

No se trata, por supuesto, de prescindir de los demás ni de lo que nuestro entorno piense sobre nosotros pero cuando la fuente de la autoestima y del bienestar la situamos en el exterior, sin tener en cuenta los propios criterios, y constantemente buscamos el beneplácito de los demás, entonces tenemos un problema.

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¿Es mala la necesidad de aprobación? La respuesta es un no rotundo. Sentirse aprobado y aceptado por los demás es una necesidad humana completamente natural e, incluso mas, necesaria para la supervivencia. Sobre todo en edades muy tempranas - durante la infancia y la adolescencia- resulta esencial para el desarrollo de la personalidad y para construir nuestra forma de interactuar socialmente.

De hecho, durante la infancia es una herramienta muy útil para saber cómo comportarnos - la aprobación de nuestros padres marca la pauta de lo que está bien y lo que está mal- y durante la adolescencia el reconocimiento de los iguales actúa de manera muy positiva y se convierte en un elemento importante para conformar la identidad. Llegados a la edad adulta esa necesidad de aprobación nos ayuda a adaptarnos mejor a las situaciones sociales y nos hace también más empáticos.

¿Cuándo empieza entonces a convertirse en un problema o a perjudicarnos seriamente? Pues cuando adquirimos la tendencia a que la aceptación se convierta por norma general en algo necesario e incluso imprescindible y esto nos lleva a comportarnos no siendo nosotros mismos por miedo a ser rechazados por los demás. Si nos obsesionamos con tratar de agradar a los demás, sacrificando nuestra forma de ser, para intentar encajar en un determinado grupo y tememos mostrarnos tal y como somos, entonces hay que hacer sonar las alarmas.

¿Cómo detectar una excesiva necesidad de aprobación?

Los expertos consideran que las personas que tienen una excesiva necesidad de aprobación manifiestan alguno de estos comportamientos:

- Son demasiado complacientes con los demás.

- Necesitan el reconocimiento de los otros a sus acciones o comentarios para darles ellos también valor.

- Adaptan su conducta al comportamiento de los demás.

- Tienen dificultades para decir que ‘no’ por miedo a sentirse rechazados. Suelen confundir el ser amables y agradar a los demás con decir que sí a todo.

- Se comportan en función de lo que creen que los demás esperan de ellos.

- Necesitan siempre de la opinión de los demás para tomar su propias decisiones.

- Sienten miedo a la crítica.

- Muestran inseguridad en sus interacciones con los demás. 

- Su estado emocional varía mucho según la opinión de los demás: se muestran eufóricas ante el menor halago y tremendamente tristes ante la crítica más pequeña. Tendencia a exagerar.

¿Qué consecuencias puede tener este deseo excesivo de aprobación?

Para los especialistas esta necesidad excesiva de aprobación puede convertir a quien la sufre en una persona extremadamente dependiente y ocasionar problemas de salud mental relacionados con la ansiedad y la depresión.

Este excesivo celo en recibir una constante aprobación también distorsiona la realidad y crea ideas erróneas de cómo deben ser las interacciones sociales. Asimismo, esta dicotomía entre lo que uno quiere ser y cómo realmente se muestra produce en quien lo vive sentimientos de incomodidad, frustración y rabia al no poder mostrarse tal y como se siente.

¿Cómo se puede gestionar esta exagerada necesidad de aprobación? Los psicólogos ofrecen varias pautas:

- Tener en cuenta que nosotros mismos somos quienes mejor nos conocemos y sabemos cuáles son nuestras fortalezas y debilidades.

- Aprender a aceptarnos tal y como somos. No podremos establecer relaciones sociales sanas si primero no nos aceptamos a nosotros mismos.

- Entender que esta vida es imposible gustar a todo el mundo. Siempre habrá gente que nos critique o a quien no agrademos.

- Las críticas no son necesariamente sinónimo de rechazo. Muchas veces también se hacen de forma constructiva.

- Aprender a controlar las emociones negativas que pueden surgir tras las críticas y a no tomarlas como un ataque personal. Al contrario, utilizarlas para mejorar.

- Ponerse por delante. A la hora de tomar decisiones ser un poco egoístas y hacer las cosas pensando en nosotros mismos.

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