¿Están los niños y los adolescentes más expuestos a los bulos? Cómo enseñarles a reconocer las fake news

Un grupo de adolescentes utilizando sus móviles.
Un grupo de adolescentes utilizando sus móviles.
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Un grupo de adolescentes utilizando sus móviles.

¿Están los niños y los adolescentes más expuestos a los bulos? Los expertos consideran que sí y que tanto las aplicaciones tipo whatsapp como las redes sociales que utilizan con frecuencia facilitan que las noticias falsas o fake news campen a sus anchas por las escuelas e institutos.

Así lo explica la profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC) Sylvie Pérez al advertir que, aunque siempre han existido bulos o rumores, las noticias falsas actuales se extienden más rápido y son “más persistentes y virales al contar con unos canales de divulgación rápidos y donde las personas jóvenes son hábiles”.

Po su parte, el también docente de estos estudios en la UOC Jordi Perales destaca que en muchas ocasiones “una misma noticia falsa puede ser noticia un año y repetirse un tiempo después sin que haya habido ninguna razón aparente que lo explique”.

¿Es posible combatir desde las aulas estas informaciones falsas que fluyen con tanta facilidad entre los más jóvenes? Ambos expertos consideran que “en el contexto escolar el alumnado no tiene aún capacidad crítica para saber distinguir entre una noticia y una que es fake news”, señala Pérez, por lo que uno de los objetivos en la adolescencia debe ser el de dotar a estos estudiantes de herramientas para lograr diferenciarlas.

Los expertos consideran que este tipo de enseñanzas deben estar incluidas en todo el currículo, de manera transversal, y rechazan que una nueva materia pudiera ser más útil. “Una de las funciones de la escuela es dotar a la futura ciudadanía de pleno derecho de las estrategias para poder analizar críticamente la situación. Y eso debe hacerse en todas las materias, no en una en concreto", mantiene Perales. 

Se trata, pues, de un objetivo de los centros educativos, aunque reconocen que se necesitan más recursos. "En la actualidad parece que esa formación depende más de la voluntad o la capacidad del personal docente que de una necesidad organizada de la Administración", asume, e insiste en que "tendríamos que trabajarla mejor”.

La escuela debe proveer a la juventud de la capacidad para "distinguir entre algo documentado y simples opiniones, y a veces, directamente, mentiras". La respuesta educativa a las noticias falsas, enumera el profesor, debe ser "desde la ética, la formación en valores y el respeto al derecho de información".

Ambos docentes de la UOC destacan el valor de algunas iniciativas que ya se realizan en el ámbito escolar como el programa que Google desarrolla en seis países de Latinoamérica para alumnos de entre 12 y 17 años. Precisamente, gracias a una investigación detectaron que el 83,8% se había creído una noticia que había resultado ser mentira y que un 24% eran creadores de contenidos de entretenimiento, como blogs, vídeos, memes y artículos.

La educación mediática llega también a iniciativas como la que acoge a más de 8.000 alumnos en Cataluña a través del Junior Report o el proyecto (In)Fórmate, también de Google, junto con el Gobierno de España y la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) en centros educativos de todo el Estado.

La familia, modelo a seguir

Los expertos señalan que la tecnología es, en gran parte, culpable de que la extensión de las noticias falsas sea tan rápida y viral. "Antes circulaban bulos, pero no tenían tantos canales para circular tan ágilmente", expone la profesora Pérez. Ambos coinciden en que las personas jóvenes saben utilizar mejor que la mayoría de los adultos una parte de estas herramientas pero no todas ni todas sus capacidades.

"¿Saben utilizar Instagram, TikTok y otras redes sociales para su entretenimiento? Sí, sin ninguna duda. Pero ¿saben utilizar todas las posibilidades de búsqueda que hay, como DuckDuckGo, Bing o Google? La respuesta no es tan positiva", apunta Perales, que concluye que las personas adolescentes "saben hacer búsquedas simples, pero no complejas”.

Los especialistas explican también que los padres u otros familiares que rodean a los chavales deben ofrecerles modelos de conducta. "Algo que no debemos hacer como padres es difundir, comentar o divulgar ninguna información, noticia o comentario que nos llegue, ya sea de forma oral o por medios tecnológicos, sin verificar su autenticidad y veracidad", propone la experta.

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