¿Cómo puedo saber si estoy teniendo un aborto espontáneo durante el embarazo?

Mujer llorando.
Mujer llorando.
UNSPLASH
Mujer llorando.

Por desgracia, a veces surgen problemas durante el embarazo que pueden llevar a un fin abrupto, trágico y precoz del mismo. Es lo que conocemos como aborto espontáneo.

¿Cuáles son los síntomas?

Lo primero que hay que señalar es que no todos los abortos espontáneos tienen síntomas claros que los identifiquen. De hecho, no es raro enterarse de que ha ocurrido esto al hacerse una ecografía o al dejar de sentir el embarazo.

Con todo, en la mayoría de los casos si que hay algunos signos que señalan a este problema: concretamente, sangrado vaginal, dolor abdominal intenso y agudo y cólicos fuertes.

Sea como sea, y aunque durante el embarazo estos síntomas son un motivo para acudir al médico de inmediato, tampoco debemos alarmarnos en exceso, ya que hay otros problemas menos graves que pueden originar un cuadro muy similar.

¿Qué se siente después?

A menudo, tras el aborto espontáneo la madre puede sentir cierto malestar físico y, más prominentemente, emocional. Esto es totalmente normal, lo que no significa que no deba abordarse.

Lo ideal, en este sentido, es darse tiempo para procesar la vivencia y recuperar el bienestar físico y emocional, acudiendo a especialistas en salud mental si es necesario. De hecho, si no se sabe a donde acudir, el propio médico podrá proporcionar recursos en este sentido.

En cualquier caso, hay que decir que los abortos espontáneos son relativamente frecuentes y que un caso aislado no es, necesariamente, señal de que exista un problema de salud más profundo. Por ello, es posible volver a intentar tener un hijo más adelante sin que vuelva a surgir ningún problema; en esta línea, los especialistas en planificación familiar pueden ayudar a evaluar un caso concreto y encontrar el mejor momento para ello.

Por contra, cuando se dan varios abortos espontáneos seguidos, sí que es conveniente que se realice un análisis en profundidad en busca de factores que pudieran estar obstaculizando el embarazo (como pueden ser enfermedades orgánicas, problemas hormonales o trastornos genéticos). Aún así, hay que señalar que muchas de estas condiciones se pueden tratar y lograr así la posibilidad de tener un embarazo saludable más adelante.

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