Cómo detectar el agotamiento emocional y consejos para combatirlo

El agotamiento emocional suele ir acompañado de apatía y cansancio físico.
El agotamiento emocional suele ir acompañado de apatía y cansancio físico.
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El agotamiento emocional suele ir acompañado de apatía y cansancio físico.

Son diversas las causas por las que el agotamiento emocional puede instalarse en nuestras vidas y acabar por desbordarnos como se desborda un vaso demasiado lleno de agua. En ocasiones una sobrecarga de trabajo, asumir demasiados conflictos o responsabilidades en el ámbito familiar y privado o ir encadenando situaciones que nos superan provocan este exagerado y poco saludable cansancio mental que también se traduce en una fatiga física intensa.

¿Cuáles son las señales de alarma que pueden indicarnos que estamos viviendo una situación de agotamiento emocional? Los expertos hablan de una serie de síntomas muy frecuentes:

Cansancio físico

La persona agotada mentalmente se siente fatigada con frecuencia y además nota que su cuerpo no le responde como antes. Esa falta de energía va in crescendo según avanza la jornada: se despierta cansada desde por mañana y llega a la noche completamente agotada.

Insomnio

Curiosamente una persona con agotamiento emocional, a pesar de su cansancio físico acumulado, va a tener muchos problemas para conciliar el sueño por las noches. Normalmente no pueden dejar de darle vueltas a los problemas, tareas pendientes, responsabilidades... y eso contribuye a que no pueda dormir lo suficiente. Por supuesto, es el pescado que se muerde la cola: a mayor insomnio, mayor cansancio físico al día siguiente.

Irritabilidad

Las personas que sufren de agotamiento emocional tiene, valga la redundancia, sus emociones a flor de piel. Saltan a la primera ante cualquier cosa que les moleste, no suelen soportar las críticas, lloran ante cualquier gesto de desaprobación, están de mal humor... La pérdida de control sobre uno mismo es notable.

Falta de motivación

Una persona agotada mentalmente es una persona sin ganas, entusiasmo o intereses en la vida. La palabra que mejor le define es apatía. Y si a esto sumamos frecuentes pensamientos negativos o faltos de ilusión dejamos la puerta abierta a una posible depresión.

Fallos de memoria y concentración

La sobredosis de actividades o responsabilidad pueden dar lugar a fallos en la memoria por una saturación. Hay además dificultades para pensar con claridad, confusiones frecuentes y ralentización para sacar las cosas adelante.

Distanciamiento afectivo

Hacia todos y todo. Emociones cada vez más planas, como si no sintiera nada.

¿Cómo podemos combatir el agotamiento emocional?
 Sin duda el descanso es una de las principales armas para luchar contra el agotamiento emocional, sin embargo, los especialistas advierten que tomarse unos días de relax no sirve absolutamente de nada si no se instauran cambios a continuación y tomamos una actitud diferente respecto a nosotros mismos y a la forma en la que vivimos el día a día.

Algunas de las soluciones que podemos llevar a cabo son:

- Dedicar tiempo cada día a una actividad que nos ayude a relajar cuerpo y mente, a tomar conciencia de nosotros mismos y nuestras emociones. Algunas de las más recomendables son el mindfulness, el yoga, las técnicas de respiración y relajación, los ejercicios de relajación muscular o la meditación.

- Benditas rutinas. Hacer ejercicio de forma regular, una alimentación equilibrada respetando las cinco comidas diarias y una correcta higiene del sueño también son básicas para mejorar el estado del cuerpo y de la mente.

- Desconectar del mundanal ruido. Es fundamental buscar momentos para uno mismo, para distraerse y conectar con lo que que a cada cual le gusta. Quedar con amigos, realizar algún hobbie, viajar, visitar una exposición, cocinar... 

- Establecer prioridades. Reconocer que somos humanos y que no podemos exigirnos rendir al máximo todo el tiempo. Hacer una lista de tareas pendientes, establecer las que sean prioritarias, dejar para días y semanas sucesivas las restantes y, sobre todo, no intentar abarcar varias cosas al mismo tiempo.

- Marcar límites y delegar. Si tu forma de vivir hasta el momento te ha llevado al extremo del agotamiento es hora de soltar lastre y abandonar parte de lo que hacíamos o bien delegar tareas y responsabilidades en otras personas del entorno.

- Desahogarse. Es importante expresar las emociones de una manera terapéutica para facilitar la empatía de los demás. Amigos, familiares, un terapeuta o incluso un diario de sentimientos pueden ser de gran ayuda. Con el círculo más íntimo hay que intentar no caer en la espiral y no dedicar más de 15 o 20 minutos a hablar de los problemas. Deja que ellos compartan también sus vivencias y trata también acontecimientos positivos.

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