Cómo afecta el calor y los cambios de rutinas del verano a las personas de la tercera edad

  • La toma de medicamentos y el deterioro cognitivo favorecen que las personas mayores sufran más los efectos del calor y que los síntomas de hipertermia pasen más desapercibidos.
Las personas mayores deben beber mujo en verano, aunque no tengan sed.
Las personas mayores deben beber mujo en verano, aunque no tengan sed.
Sabine van Erp / Pixabay
Las personas mayores deben beber mujo en verano, aunque no tengan sed.

Sabine van Erp / Pixabay

Aunque los datos cambian en función de la fuente, según el informe Informe MOMOCalor, se estima que en España hubo el verano pasado unas 1.875 defunciones atribuibles a excesos de temperatura.

Las personas que más sufren las consecuencias de un calor cada vez más extremo son las personas más vulnerables, los niños pequeños y, muy especialmente los adultos mayores, que tienen más probabilidades de padecer golpes de calor y deshidratación. Con algunas precauciones, podemos conseguir que el verano, con el calor y los cambios de rutinas, sea más llevadero para las personas de la tercera edad. El Doctor Francisco Tarazona, Vocal de Sección Clínica de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, nos da algunas recomendaciones.

¿Por qué es peor el calor en los adultos mayores?

Según vamos envejeciendo, se van produciendo cambios en nuestro organismo que hacen que padezcamos más y nos adaptemos peor a los cambios repentinos de temperatura, “los adultos mayores presentan cambios con el envejecimiento fisiológico que afectan al centro termorregulador modificando la percepción de la temperatura corporal. Asimismo, se producen cambios en la percepción de la sensación de sed favoreciendo una menor ingesta de líquidos”, asegura el Dr. Tarazona. A estos cambios se unen que, debido a algunas patologías crónicas, los adultos mayores tengan que tomar medicamentos que afectan la capacidad del cuerpo para controlar su temperatura o transpiración. Uno de ellos, son los diuréticos, que los hace más propensos, tanto a la deshidratación como a los golpes de calor.

El deterioro cognitivo, más determinante que la edad

A los cambios fisiológicos y la toma de medicamentos se une un factor determinante, que es deterioro cognitivo, “las temperaturas extremas son peligrosas a cualquier edad, pero en los adultos mayores -independientemente de la edad- la presencia de deterioro cognitivo y otras patologías que alteran la capacidad de comunicar, junto a las alteraciones funcionales, dificultan la correcta hidratación y favorecen que el calor sea más peligroso en estas edades”, alerta Tarazona. Es decir, que el envejecimiento ‘per se’ influye, pero lo hace más “la posible presencia de trastornos cognitivos y funcionales que dificultan la correcta hidratación en un colectivo que presenta una alteración en la percepción de la temperatura y en la sensación de sed”.

¿A qué signos hay que estar atentos?

Los signos de una posible hipertermia o golpe de calor son comunes a todas las edades, y son, básicamente, como recuerda el Dr. Tarazona, “dolor de cabeza, náuseas, vómitos, mareos, escalofríos, piel seca y enrojecida, calambres musculares en brazos, piernas o vientre”. El problema es que, durante la tercera edad “en algunas situaciones los síntomas pueden pasar desapercibidos o no ser asociados a la presencia de hipertermia. Así, la sensación de boca seca y pastosa puede no ser referida por un paciente con deterioro cognitivo o pueden pasar desapercibidos otros síntomas como la desorientación, la confusión o la no sudoración ante las temperaturas altas”, advierte.

Por eso, ante cualquiera de estos signos, los cuidadores de las personas con deterioro cognitivo deberán estar atentos y tomar todas las precauciones necesarias, sobre todo, asegurarse de que están bien hidratados, “para evitar la deshidratación es importante aportar agua, infusiones, zumos de frutas, gelatinas, aunque no se tenga la sensación de sed”. Además, al igual que ocurre en personas de otras edades, “se debe evitar la exposición solar en las franjas horarias en las que las temperaturas son más altas y el empleo de elementos como gorras y sombreros cuando se esté en el exterior. En el interior de los domicilios es importante mantener las estancias frescas y ventiladas, evitando las prendas ajustadas y el ejercicio físico -siempre recomendable en el adulto mayor- en los momentos del día con temperaturas altas”, aconseja Francisco Tarazona.

Cambios de rutinas, ¿buenos o malos?

Los cambios de rutinas, tan característicos de los meses de verano y de las vacaciones, son beneficiosos a cualquier edad, especialmente si se asocian a componentes lúdicos. Sin embargo, una vez más debemos tener especial precaución con las personas con alteraciones cognitivas, pues “su capacidad de adaptación a los cambios está deteriorada”. En estos casos, en los que los cambios puedan provocar alteraciones conductuales, el Dr. Tarazona recomienda que, en la medida de lo posible, “establecer pautas similares a las rutinas habituales para favorecer la adaptación del mayor con alteración cognitiva al nuevo entorno”.

Cómo actuar en caso de sospecha de hipertermia

Si pese a los consejos de prevención, tenemos la mínima sospecha de hipertermia, hay que actuar cuanto antes haciendo lo siguiente:

•Llamar a los servicios de emergencia

•Colocar al adulto tumbado con las piernas levantadas y en un lugar fresco y con ventilación.

•Si puede beber, ofrecerle líquidos en pequeños sorbos.

Intentar controlar la temperatura poniendo paños frescos en la nuca, la frente y las muñecas. 

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