"Los beneficios psicológicos de la risa son múltiples, entre ellos, menos pensamientos negativos y mayor autoestima"

La coach y teatroterapeuta Imma Rabasco, autora de 'Reír y vivir'
La coach y teatroterapeuta Imma Rabasco, autora de 'Reír y vivir'
CORTESÍA LIBROS CÚPULA
La coach y teatroterapeuta Imma Rabasco, autora de 'Reír y vivir'

“Reír me hizo invencible”, dijo Frida Kahlo y añadió: “no como las que siempre ganan sino como las que nunca se rinden”. Bob Marley apostillaría años después: “Vamos a reírnos de todo, porque la tristeza no se cura con más tristeza”. Siguiendo estos preceptos, la coach experta en crecimiento personal y teatroterapeuta Inma Rabasco, fundadora del proyecto Living with Choco, publica Reír y Vivir (Libros Cúpula, 2022). Un manual sobre el arte de reír y vivir que defiende el papel fundamental de la risa - esa virtud tan innata al ser humano- para reconciliarnos con nuestra esencia, renovarnos por dentro, afrontar los obstáculos que nos pone la vida y mejorar nuestra salud mental.

¿Cómo acaba una periodista y actriz en el mundo del coaching y la teatroterapia?
 Tuve un cambio hormonal haciendo un personaje muy dramático: Fedra. Lo hacía varios días a la semana, era teatro muy físico, me hicieron una analítica porque no dejaba de llorar en mi vida normal y tenía la progesterona más alta que una embarazada. El medico estaba sorprendido y según fuimos hablando y le expliqué a lo que me dedicaba me dijo: ‘el sufrimiento que estás teniendo con este personaje te está alterando’. Y entonces fue cuando me di cuenta por primera vez que el cuerpo, por mucho que el actor diga tener un método para luego sacarse el personaje y demás, en esos momentos en los que tú lo estás viviendo, lo entiende como una realidad. Y eso fue el principio. Pensé que se podría hacer también el camino a la inversa. Me alejé del teatro pero me acerqué. ¿Cómo? Siempre me había encantado hacer voluntariado, así que haciendo teatro desde el lado terapéutico.

¿Por qué un libro sobre reír y vivir? Me dijeron que para posicionarme como coach sería bueno publicar un libro. Tenía un curso que funcionaba muy bien sobre la calma y pensé en un primer momento escribirlo sobre este tema. Pero como me sentía inexperta y me gusta aprender, le pregunté a Francesc Miralles (experto en desarrollo personal y coautor junto a Álex Rovira de éxitos editoriales como El laberinto de la felicidad o El bosque de la sabiduría) para que me asesorara. Él me preguntó: ‘¿Tú de qué quieres escribir?’. Le comenté que tenía un curso sobre la calma pero él insistía: ‘No, no, no, ¿tú de que quieres hablar?’. En ese momento atravesaba un problema de salud y estaba muy apagada y le dije: ‘Yo lo que quiero es reír y vivir’. Me respondió: ‘Pues hablemos de eso’. Fue entonces cuando me di cuenta de que se me había apagado la alegría de vivir de tanto querer sobrevivir y no morirme.

Cuando yo no tengo llanto o no tengo risa es sintomático de que algo me está pasando

¿Vivir sin reír es vivir o simplemente sobrevivir? 
Los budistas lo tienen como una de sus virtudes más fundamentales. El mismo médico y payaso Patch Adams (conocido como el médico de la risoterapia que fundó el Instituto Gesundheit! en 1972) dijo: ‘Reír no es una terapia reír forma parte de nosotros’. Es como decir ‘hagamos una terapia de llorar’. Llorar también forma parte de nosotros también. Cuando yo no tengo llanto o no tengo risa algo me está pasando. En un niño, un pediatra o una madre se dan cuenta de que algo no anda bien cuando no se ríe o sonríe. Ahí está la clave. Nos hacemos mayores y como este lugar de la risa ha quedado relegado a placeres sensoriales, a que te lo dé la vida, a algo como anecdótico y banal se ha perdido la importancia que tiene aunque hace años que existe la ciencia de la risa, que los científicos la estudian, que se practica la risoterapia… Pero popularmente sigue siendo algo que defender.

¿Por qué crees que todavía existe tanto prejuicio y la risa se sigue enfocando a la diversión y la evasión y no tanto a sus virtudes como terapia para mejorar la mente y los estados de ánimo? 
A nivel cultural venimos de un país muy religioso. En general y no solo en España la Iglesia se ocupó bastante en la época medieval de reprimir la risa. En el libro El nombre de la rosa se refleja muy bien, se puede ver claramente como estaba la regla de medicina que decía directamente que no se podía reír. El poder, ya no solo la Iglesia, sabe que cuando se ríe mucho la gente se une. En modo sistema nervioso parasimpático: hay confianza, entrega... Y eso a veces no interesa mucho.

Para reírte no hay que tener razones, la risa no es razonable. La risa es entrega y conexión

Y también está el hecho de valorar mucho la intelectualidad. Se ha asociado el intelectual a ser serio por lo que reírse es banal. En una ciudad como París, por ejemplo, todavía hay que tener razones bastante intelectuales para reírte cuando es al revés. Para reírte no hay que tener razones, la risa no es razonable. La risa es entrega, conexión, no pasa por la razón. El humor sí, cuando hay un humor más elaborado, pero la risa de las cosquillas, la sonrisa de estar vivo… eso no es razonable.

Además, a nivel científico, ahora que se argumenta todo desde la ciencia hay publicado un interesante artículo de investigación en Index de Enfermería sobre terapias complementarias en los cuidados donde hablan de humor y risoterapia en concreto. En las concusiones finales dice: “Observamos que no hay muchos estudios científicos, tal vez por el miedo de los profesionales a introducir herramientas que se salen de los contextos clásicos porque no se les ha dado mucho valor por considerar la profesión sanitaria con excesiva seriedad o por ser necesaria una cualificación específica para su utilización”. La conclusión es brutal porque ellos quieren usarlo pero se encuentran con que tienen que fundamentarlo científicamente y que hay muy pocas investigaciones al respecto.

Imagínate en un bote, cuando el barco se ha hundido. ¿Prefieres a alguien al lado que esté compungido o que esté haciendo humor?

¿Vivir con humor nos ayuda a sobrellevar los problemas de otra manera? ¿Cómo podemos recurrir a él cuando las cosas se nos tuercen mucho? 
Yo siempre digo: imagínate estar en un bote, cuando el barco se ha hundido, pasándolas canutas. ¿Qué prefieres? ¿Alguien al lado que esté compungido o alguien que esté haciendo humor? Que ojo, esto no quiere decir que no se esté ocupando de lo que pasa. Cuando tienes miedo a volar y te encuentras un piloto amable, que se ríe y está de broma te cambia todo. Y lo mismo en el hospital, te viene un enfermero con humor y te cambia todo. El humor relativiza y cuando no lo tienes tú te lo da el otro y esto es lo importante. Por eso los payasos entran en los hospitales, proyectos como Pallapupas en oncología infantil por ejemplo. 

La risa lo cambia todo, te relativiza desde el cuerpo y desde la mente. Es maravilloso su poder pero hay que darle la importancia que se merece. Si piensas que es de tontos, si lo ponemos en la sombra… no sirve de nada. Es lo que se denomina sombra blanca, gente que tiene cosas positivas metidas atrás. Hay personas que no se permiten reír o que critican cuando alguien se ríe en exceso porque ellas mismas no se lo permiten, porque le han hecho ver por su educación que eso es de tontos, que no es serio, que eso no es lo que toca…



¿Cómo despertamos la risa interior?De eso saben mucho los taoístas, ellos ya decían sin ningún tipo de evidencia científica, que había unos líquidos que se generaban al sonreír. Hablan de una sonrisa más interna que es como ‘sonreír a los órganos’ y van haciendo una especie de meditación sonriendo a cada parte de nuestro interior. Porque cuando uno sonríe no solamente le va bien a uno sino al otro y lo mismo hacia dentro mismo, si vamos parte por parte hacemos relajar esas partes, es como un masaje interno. ¿Cómo se cultiva esa sonrisa interior? Con el silencio y esa meditación que gracias a los científicos también ahora tenemos en cuenta. Tomar espacios de meditación que puede ser a través de esa sonrisa interior que definen los taoístas. Ese espacio para sonreírme a mí mismo no solo al exterior.

Aconsejo que la gente se apunte a cursos de risoterapia, de teatroterapia, de clown… para trabajar el ego interno que te impide reírte de ti mismo

Señalas que uno de los primeros pasos para vivir con alegría es reírse de uno mismo. ¿Cómo lo conseguimos? 
Hay gente a la que les cuesta mucho y les seguirá costando si siguen solos y ensimismados con sus pensamientos y su educación. Porque si les cuesta reír esto viene de fábrica, porque así lo han descodificado en su vida, pero si uno dice ya está bien tiene que cambiar algo. Yo siempre aconsejo que la gente se apunte a cursos de risoterapia, de teatroterapia, de clown… con un grupo de gente sana que te haga ver y sentir. Que salgas renovado de las clases porque deben ser lugares donde las personalidades no existan. Dentro no somos nadie, empezamos a relacionarnos sin la razón, sin juicios y cuando empiezas a reír, empiezas trabajas sobre ese ego interno que es el que te impide reírte de ti mismo. Un tip más sencillo sería trabajar que cada vez que se te caiga algo o no haces algo mal y te oyes decir ‘qué tonto’, ‘cómo se me ocurre’ u ‘otra vez qué patosa’ cambies estas frases por una sonada carcajada. No dejar hablar al mono, que dicen los budistas.

¿Y cuáles son los principales beneficios de reírse de uno mismo y de reírse en general?
 En el artículo que antes mencionábamos hablan de los numerosos beneficios psicológicos: tienes menos pensamientos negativos, tienes más autocomprensión y compresión hacia los otros, te facilita la autoestima… Cuando uno se ríe de sí mismo empieza el camino para dejar de tomarse tan en serio y cuando uno inicia ese camino comienza a ser muchísimo más amable con el resto del mundo y con uno mismo. Empiezas a darte cuenta que no eres ese, y eso es lo más duro y difícil que hay, la reconstrucción de uno mismo, pero también lo más increíble. Suena muy teórico pero como yo lo hago sé que es en la práctica donde se produce el cambio. Los beneficios a nivel psicológico son brutales, inmunológicos ni te cuento, sobre todo, para el tema de la depresión. Ojalá todos los psicólogos invitaran a la gente a ir a lugares así, lugares de juego también. 

La risa genera endorfinas contra el dolor, mejora la comunicación, facilita el sueño...

A nivel hormonal también hay beneficios, genera endorfinas contra el dolor. Lo cuento en el libro, cuando me tuve las contracciones de parto me puse a reír porque disminuye el dolor al menos en un 10%. Mejora la comunicación, relaja la tensión muscular porque cuando haces risoterapia no te digo como terminas las sesiones, facilita el sueño, la digestión, mejora el estreñimiento, la circulación, todo lo cardíaco… El doctor Mario Alonso Puig ha comentado en varias ocasiones que la gota que colmó el vaso para que dejar la profesión de médico y dedicarse a impartir charlas fue una consulta con una mujer que llevaba más de dos años con problemas digestivos. Fue a verle y todas las pruebas salían bien. Él le dijo: ‘¿qué es lo que le preocupa?’ y ella le contestó ‘mi jefe quizás’. El doctor Puig le aconsejó que debía sonreírle, ella insistía ‘no se lo merece’ y él le replicó ‘pero usted sí’. Como era una eminencia, la señora le hizo caso y cada vez que veía al jefe le sonreía. El jefe cambió y ella cambió, su cuerpo dejó de estar en simpático, se puso en relax y dejó de dolerle la barriga. Ese hecho le hizo ver al doctor cómo con sus palabras y con este consejo maravilloso podía ayudar a mucha gente. Y en este caso estamos hablando de la sonrisa. 



Si la risa es algo natural o innato al ser humano, ¿por qué crees que la vamos perdiendo a medida que crecemos?
 Por todo el engranaje y la cultura de lo serio. Todo tiene que ser serio, las profesiones tienen que ser serias porque se produce más o eso es lo que se pensaba. Todo el sistema promueve lo serio, empezando por el sistema educativo. A mí misma me llamaban la atención en clase por reírme a pesar de que era una alumna de diez. ¿Cómo puedes llevar a un niño al director por reírse? Algo no estamos haciendo bien que hay tanta depresión y tanto consumo de fármacos. El sistema en sí no introduce la risa en los lugares en los que tiene que entrar. Sí entra ya, por ejemplo, en los hospitales pero es necesario que entre en más sitios. Sí que entra en las redes sociales pero esa es la risa banal, la risa de la foto… La risa y la sonrisa, el día que se entiendan bien, van a poder hacer mucho bien.

Todo el sistema promueve lo serio, empezando por el educativo. Sin embargo, algo no estamos haciendo bien cuando hay tanta depresión y consumo de fármacos

Porque hay ciencia, hay terapia, hay un montón de recursos. Ya en la Antigua Grecia tenían dos dioses de la risa y la valoraban. Los budistas la consideran uno de los pilares a trabajar por eso sonríen tanto, porque tienen a la sonrisa y al entusiasmo como algo vital para ser humano, no como algo anecdótico o ‘consecuencia de’ sino como algo que somos. Y siempre recuerdo que San Francisco de Asís fue uno de los grandes que trajo ese mensaje de alegría, de sonrisa y de conectar con la alegría de estar vivos. Los franciscanos lo cultivan bastante.

¿Cómo convencerías a alguien de que la risoterapia es eficaz? Yo las cosas las pruebo y las escucho. Cuando uno no escucha y no prueba está en ego y si está en ego no se puede hacer nada. Si tan ensimismado estás que no puedes escuchar al otro, que no puedes probar… Es como cuando alguien te dice ‘prueba este plato que está rico y lo he hecho con amor’ y tú le contestas ‘no, yo sé que esto no me va a gustar’. ¿Lo has probado? La risoterapia nace del amor también, de gente muy entregada, es algo precioso y si lo pruebas al salir de la sesión dime tú si eso no funciona. Además de la evidencia científica, que también la tiene, yo digo: experiméntalo. ¿Unas buenas risas con amigos no te cambian el día? Cuando estás riéndote con gente con un entorno de sonrisas te cambia la vida y te sientes mejor. Es más, para el divulgador de la inteligencia emocional Daniel Goleman, el principio de todo fue cuando un día cogió un autobús en Nueva York y se encontró con un conductor que iba repartiendo alegría y sonrisas y diciendo cada parada a los pasajeros. En ese momento empezó a reflexionar sobre la importancia de ser inteligente emocionalmente.

Hace diez años nos reíamos de los yankis, sus depresiones y sus pastillas y en nada hemos llegado a lo mismo

En la última parte del libro das unas píldoras para conseguir la felicidad. Son cosas que todos tenemos a mano: bailar, cantar, leer, comer… ¿Por qué no las usamos entonces?
No tenemos que gastar nada y además es algo que nos pertenece como cultura. Estamos acercándonos cada vez más a una cultura anglosajona, más productiva y en cambio cuando vienen los turistas aquí dicen ‘me quedaría a vivir’. Sin embargo, lo que gustaba de nosotros lo estamos perdiendo. Somos una cultura de bailar, de cantar, de comer, de disfrute como la italiana… pero poco a poco lo estamos cambiando por el producir, por el sentirme realizado profesionalmente, todos son objetivos tan externos… ¿Y en pos de qué? Cuando uno piensa, ¿cuál es mi objetivo final en realidad? Se puede hacer lo mismo y está demostrado que uno puede hacerlo mucho mejor cuando está en distensión. Cuando está en continua tensión puede funcionar a corto plazo pero luego quema.

El nuestro ha sido siempre un país de grandes trabajadores pero con otro tempo, con alegría, a veces también con amarguras pero con una sonrisa y esperanza. Y ahora no se siente la esperanza. Hace quizás diez años nos reíamos de los yankis, de sus depresiones y sus pastillas y en nada hemos llegado a lo mismo. Es un viaje muy profundo pero el hecho de empezar a sentir la risa en sí genera el cambio. Empezar a juntarte con gente que está viviendo en otro ambiente ayuda al cambio porque si mi entorno es ese difícilmente voy a querer ser la oveja negra de la manada. Cuando empiezas a encontrar otra gente que también es como tú, encuentras el ánimo y el reparo. 

Portada de 'Reír y vivir' de Imma Rabasco.
Portada de 'Reír y vivir' de Imma Rabasco.
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