Cuando los niños no quieren hacer ejercicio, cómo incentivarles y motivarles para que cambien de idea

  • Los niños deberían practicar, al menos, una hora de actividad física al día.
  • Dejar que elijan el deporte o ejercicio a que quieran es una buena manera de motivarles para que hagan ejercicio.
Niños de un equipo de baloncesto infantil.
Niños de un equipo de baloncesto infantil.
GTRES
Niños de un equipo de baloncesto infantil.

Es un hecho, los niños se mueven menos que nunca. La falta de juego al aire libre, así como una mayor afición a las pantallas o videojuegos están dando lugar a niños sedentarios y a unas tasas de obesidad infantil que puede acarrearles serios problemas de salud en el futuro. Por este motivo, intentar que practiquen deporte es tan importante como intentar que lleven una dieta equilibrada. El juego al aire libre al menos un ahora al día, como recomienda la AEP para los niños de entre 5 y 17 años, así como la práctica habitual de algún deporte es la mejor manera de evitar este sedentarismo.

Sin embargo, hay muchos niños que, por diferentes razones, no se sienten motivados a hacer deporte y hay que incentivarlos de alguna manera para que lo hagan.

¿Por qué los niños no quieren hacer deporte?

Los motivos por los que un niño no quiere practicar deporte pueden ser varios, y en función de la causa, habrá que buscar distintas maneras de motivos. Aunque cada uno tendrá sus razones, estos suelen ser los más comunes:

Prefiere ocio sedentario. Las pantallas son el principal impedimento para que los niños sean activos, incluso prefieren quedarse encasa antes que salir a la calle a jugar. En estos casos, además de limitar el tiempo que pasan delante de las pantallas, algo que hay que hacer siempre, practiquen o no deporte, podemos intentar negociar con ellos. Es decir, determinados días a la semana -o momentos en su tiempo de ocio- puede estar con la tablet, la televisión… si el resto del tiempo de ocio está practicando ejercicio físico, el que sea. Si es fuera de casa, mejor, así no tendrá la tentación de no cumplir con lo acordado. Y en casa, siempre queda la opción de optar de vez en cuando por videojuegos que impliquen algún tipo de actividad física.

Le motivan actividades más tranquilas. Hay niños que prefieren pasar el tiempo leyendo dibujando, charlando, jugando a juegos de mesa, con sus juguetes… antes que practicando deporte. Que le gusten esas actividades es bueno, pero tenemos que hacerle entender que la actividad física también es importante para mantenerse sano. De hecho, cada vez hay más estudios que demuestran que la actividad física repercute de manera positiva en la salud del cerebro. Si no le gusta correr, los ejercicios intensos, los deportes de equipo, etc. podemos empezar con actividades más tranquilas, que pueda hacer charlando como caminar a buen ritmo, montar en bicicleta…

Está acomplejado, inseguro… Hay niños que tienen menos aptitudes que otros para el deporte, y esto les puede llevar a sentirse acomplejados, inseguros, creer que no se le va a dar bien, que es torpe… En este caso tenemos dos opciones: invitar a niño a que practique deporte individual o en grupos pequeños y de confianza para que se sienta seguro o, si le gustan los deportes en equipo, buscar un grupo en el que todos los niños tengan un nivel parecido. No sentir que fracasan o que son inferiores es la mejor forma de motivarles y que no abandonen.

Es muy tímido. Muchos niños no se atreven a hacer deporte por timidez, porque son muy reservados… En este caso, al igual que ocurre con los niños que son inseguros, se les puede invitar a que practiquen deporte solo, con nosotros, en pequeños grupos, con personas de confianza… Aun así, lo ideal sería que, con el tiempo, fuera capaz de incorporarse a un deporte de equipo, pues le ayudará a superar sus problemas de timidez. Pero solo cuando esté preparado, si no queremos provocar el efecto contrario.

¿Qué podemos hacer para motivarlos?

Independientemente de cuál sea la causa que lleve a un niño a no querer practicar ningún deporte

•Explícale por qué quieres que haga deporte. No podemos pretender que un niño hago algo que no quiere hacer si no le damos razones convincentes. Además de los beneficios para la salud, que de niño lo más probable es que no le motive mucho, podemos explicarles las cosas buenas que tendrá para él o ella en función de sus intereses: hará nuevos amigos, que podrá comprarse ropa nueva para practicar ese deporte, que podrá viajar los fines de semana, saldrá más a la calle, estará más fuerte, etc.

Encuentra una actividad que les guste y le divierta. A no ser que no muestre ninguna preferencia, lo ideal es que sea él el que elija el deporte que quiera dentro de los que tengáis acceso y sea adecuado para él. Ofrécele varias opciones que concedes adecuadas para él, y dejadlo elegir.

•Que cunda el ejemplo. No podemos pretender que nuestro hijo haga ejercicio si no ve que lo hemos nosotros. Como en todo, el ejemplo es mucho más eficaz que una orden. Practicar algún deporte juntos también es una buena opción, tanto para motivarlo como para pasar tiempo juntos.

•Invítale a tener un vínculo sano con el deporte. Si le gusta competir, magnífico, pues es una buena manera de que tenga una motivación, pero que ganar nunca sea su única motivación, y nunca por encima de divertirse, estar con amigos, practicar una actividad saludable…

•Adaptad el deporte a su edad necesidades, capacidades y carácter. Será más fácil que un niño acepte hacer deporte si ve que se le da bien, que puede, se siente integrado, cómodo… Por ejemplo, hasta los ocho años deben primar las actividades lúdicas, divertidas… sobre las que requieren habilidades más específicas como la coordinación, la fuerza… que se recomiendan a partir de los nueve años.

•Apóyale siempre. Si queremos que el niño siga practicando algún deporte, tenemos que apoyarlo siempre, felicitarle por sus logros y su esfuerzo, escucharlo.

•Si no le gusta, otro. Aunque hay que enseñarle que hay que ser constante y que no se pueden abandonar las cosas a la primera de cambia, también debemos ser comprensivos, porque no todos encontramos lo que nos gusta a la primera. Así que, si pasado un tiempo prudencial, nuestro hijo ha perdido la motivación por el deporte que practica, probemos con otro. Bajo ningún concepto le obliguemos a que termine el curso solo porque se ha apuntado a solo conseguiremos que vaya a disgusto y huya del deporte. La única condición que le debemos poner es que debe practicar otro de las opciones que le dimos al principio.

Si, aun así, no conseguimos que nuestro hijo haga deporte reglado, debemos recordar que lo importante es que se muevan, salen, corran, trepen… así que siembre les quedará saltar, jugar a comba, al escondite, a pillar… Y volver a intentar convencerle dentro de unos meses. 

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