Las claves para favorecer una higiene menstrual saludable y ecológica

La copa menstrual es una alternativa ecológica a los tampones.
La copa menstrual es una alternativa ecológica a los tampones.
PEXELS

El problema del medio ambiente y el ecologismo son dos temas que han calado fuerte entre la población más joven. Preocupados ante un futuro contaminado y sin recursos, tanto la generación Z como los milenials buscan alternativas más responsables para su día a día respecto a aquellas cosas que usaban sus padres.

Entre quienes menstrúan se ha hablado de las mejores alternativas a los tampones, un producto de higiene que supuso una gran liberación para las mujeres en los años 30, pero cuya producción está en el punto de mira.

Los tampones desechables actuales están compuestos por una combinación de algodón y rayón, tratados químicamente para blanquearlos, y llevan decenas de productos para aumentar su capacidad de absorción que pueden ocasionar problemas en la flora vaginal.

Uno de los principales problemas con el uso de los tampones es el Síndrome del Shock Tóxico (SST). El SST fue una gran preocupación en la década de 1980; las empresas producían tampones tan absorbentes que, si se dejaban demasiado tiempo en la vagina, podían convertirse en un caldo de cultivo para las bacterias e irritar el tejido de la zona. Podían llegar a causar pequeños cortes que permitían que las bacterias entraran al torrente sanguíneo y, en el 50% de los casos, la muerte. 

Desde entonces, los fabricantes han realizado ajustes en sus productos, pero el uso de tampones que son más absorbentes de lo necesario o dejar un tampón durante demasiado tiempo se han relacionado con varios casos de SST en los últimos años.

Otro de los problemas asociados tanto a los tampones como a las compresas desechables son su impacto en el medio ambiente. De acuerdo a Greentimina, la calculadora de residuos menstruales de Intimina, a lo largo de la vida menstrual de una mujer se generarán alrededor de 65.000 unidades de residuos. Además, la mayoría de esas piezas de algodón y plástico terminan en un vertedero o generando residuos en nuestro entorno.

The Marine Conservation Society encontró en 2010, tras limpiar una playa, un promedio de 30 piezas de basura en cada kilómetro de arena relacionadas con el cuidado menstrual, como aplicadores de tampones, fundas de plástico y partes de compresas. A esto habría que añadir el impacto medioambiental que se deriva de su fabricación.

Existen varias alternativas a los tampones convencionales, como las compresas reutilizables de tela, bragas menstruales, tampones y compresas fabricados con algodón ecológico y/o materiales biodegradables y las copas menstruales. Estas últimas son de las más utilizadas gracias a su comodidad.

A diferencia de los tampones, las copas menstruales no absorben todo el flujo vaginal perjudicando nuestro equilibrio interno: recogen la regla que fluye a su ritmo natural. Después, simplemente debemos vaciarla en un inodoro, enjuagarla (incluso en un baño público) y volver a colocarla. 

Entre los beneficios de las copas menstruales, también encontramos que son reutilizables hasta 10 años, minimizando hasta en un 75% el gasto en productos de higiene íntima, lo que supone una inversión a largo plazo; se adaptan perfectamente a nuestro cuerpo; no generan residuos, por lo que se reduce considerablemente nuestro impacto en el medio ambiente y tienen un mayor tiempo de uso, ya que se pueden utilizar hasta 8 horas seguidas, tanto durante el día como para dormir o hacer deporte.

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