Musk podría restablecer cuentas suspendidas de forma permanente en Twitter (incluida la de Trump)

Donald Trump ha sido un usuario de Twitter muy activo durante su mandato.
Donald Trump ha sido un usuario de Twitter muy activo durante su mandato.
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Donald Trump ha sido un usuario de Twitter muy activo durante su mandato.

Tras varios meses de idas y venidas -y más idas y más venidas-, finalmente Elon Musk ha confirmado que ha comprado Twitter. El empresario afirmaba en la propia red social que lo ha hecho “por el futuro de la civilización”, aunque en realidad no le quedaban muchas opciones, pues la jueza le había dado de plazo hasta este viernes, 28 de octubre, para cerrar la operación si quería evitar ir a juicio.

Recordamos que el director ejecutivo de Tesla había solicitado la suspensión del proceso de compra por los 44.000 millones de dólares acordados inicialmente, pues consideraba que era un precio muy alto. Musk trató de negociar una rebaja -alegando que los bots que Twitter afirmaba tener parecía que podían ser más-, pero Twitter no aceptó y por ello se tuvo que implicar a los organismos judiciales.

A un día de que expirara el plazo que la jueza había establecido, Musk ha dado su brazo a torcer y ha adquirido Twitter pagando 54,2 dólares la acción, lo que originalmente se había acordado.

Carta a los anunciantes

“Quería comunicarme personalmente para compartir mi motivación para comprar Twitter”, escribía Musk en la plataforma. “Se ha especulado mucho sobre por qué compré Twitter y qué pienso sobre la publicidad. La mayor parte [de lo que se ha dicho] ha sido incorrecta”. “La razón por la que adquirí Twitter es porque es importante para el futuro de la civilización tener una plaza pública digital común, donde se pueda debatir una amplia gama de creencias de manera saludable, sin recurrir a la violencia”, añadía el magnate de la tecnología.

Añadía una preocupación: “Actualmente existe un gran peligro de que las redes sociales se dividan en cámaras de eco de extrema derecha y extrema izquierda que generan más odio y dividan a nuestra sociedad”. “En la búsqueda incesante de clics, gran parte de los medios tradicionales han alimentado y atendido esos extremos polarizados, ya que creen que eso es lo que genera dinero, pero, al hacerlo, se pierde la oportunidad de dialogar”, se lamentaba Musk.

“Por eso compré Twitter. No lo hice porque fuera a ser fácil. No lo hice para ganar más dinero. Lo hice para tratar de ayudar a la humanidad, a la que amo. Y lo hago con humildad, reconociendo que fallar en la consecución de esta meta, a pesar de nuestros mayores esfuerzos, es una posibilidad muy real”, afirmaba el dueño de SpaceX.

No obstante, tranquilizaba también a los anunciantes, subrayando que “Twitter no puede convertirse en un infierno de todos contra todos, donde se puede decir cualquier cosa sin consecuencias”. “Además de ajustarse a las leyes, nuestra plataforma debe ser cálida y acogedora para todos, donde puedes elegir la experiencia deseada de acuerdo con tus preferencias, al igual que puede elegir, por ejemplo, ver películas o jugar videojuegos”.

Sobre la publicidad en Twitter, dice que los anuncios, “si son bien entendidos, pueden entretener, complacer e informar” al usuario.

Twitter y otras compañías de redes sociales están lidiando con una desaceleración en la publicidad digital -por ejemplo, Meta publicó el miércoles que sus ganancias en el trimestre más reciente se redujeron en más del 50% con respecto al año anterior-. En este sentido, Musk señalaba en su carta a los anunciantes que la red social de microblogging “aspira a ser la plataforma de publicidad más respetada del mundo que fortalece su marca y hace crecer su empresa”. “A todos los que se han asociado con nosotros, les doy las gracias. Construyamos algo extraordinario juntos”, concluía.

Preocupación por cómo gobernará Musk el barco

Los anunciantes, que representan alrededor del 90% de los ingresos de Twitter, han estado observando el drama del acuerdo, y algunos se han preocupado por cómo afectará la incertidumbre al servicio como plataforma publicitaria.

Musk, que ahora se describe a sí mismo como ‘Chief Twit’, ha dicho que es un “absolutista de la libertad de expresión” y quiere relajar las reglas sobre la moderación de contenido en el servicio. De hecho, su último tuit marca la línea que parece que va a seguir el empresario: “The bird is freed”, escribía en la plataforma -en español: el pájaro ha sido liberado-.

El magnate ha sido en los últimos tiempos muy crítico con las políticas de moderación de la plataforma. A principios de año lanzó una encuesta para sus seguidores, a quienes recordó que "la libertad de expresión es esencial para una democracia que funcione" y preguntó si consideraban que Twitter se adhería "rigurosamente" a este principio.

"Dado que Twitter funciona como un ágora de facto, no adherirse a los principios de la libertad de expresión socava fundamentalmente la democracia", defendió entonces. Con anterioridad, en otra encuesta, había planteado la necesidad de que el algoritmo de Twitter fuese de código abierto.

La vuelta de los 'vetados' y de Trump

¿Podría significar esto que la plataforma volverá a acoger a Donald Trump? El pasado mes de mayo, Musk criticó la decisión de Twitter de expulsar permanentemente al expresidente después del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. “Para ser claros, creo que fue una mala decisión moral y extremadamente absurda”, dijo el empresario en un foro sobre el futuro del automóvil organizado por el diario Financial Times en San Francisco.

No fue correcto el veto a Trump, creo que fue un error... pues enajenó una gran parte del país y finalmente resultó en que Donald Trump no tuviera una voz”, añadía días después Musk.

La carta a los anunciantes de este jueves dejaba dudas sobre si la postura del empresario iba a ser de defensa al expresidente, ya que, como señalamos más arriba, en ella afirmaba que “Twitter no puede convertirse en un infierno de todos contra todos, donde se puede decir cualquier cosa sin consecuencias”.

Sin embargo, según publica Bloomberg, una de las primeras medidas que adoptaría sería la de habilitar las cuentas de usuario que habían sido suspendidas de forma permanente, porque el directivo no cree en las prohibiciones de por vida.

Como actual director ejecutivo de la empresa, cargo que ostentará de forma interina hasta que encuentra a otra persona que reemplace a Parag Agrawal, tendrá el poder de permitir regresar a las personas que anteriormente fueron expulsadas de la plataforma, una categoría que incluiría al expresidente Donald Trump

Dado que se espera ampliamente que el expresidente haga otra candidatura a la Casa Blanca en 2024, un regreso a Twitter podría brindarle la oportunidad de impulsar su mensaje. Los representantes de la red social se han negado a comentar sobre el asunto, subrayan desde Bloomberg.

En el momento de publicar esta noticia, la cuenta @realDonaldTrump de Trump permanece suspendida. Por su parte, el expresidente ha prometido permanecer en Truth Social, su red social, incluso si lo invitan a volver a Twitter.

Haciendo de las suyas

Como ya contamos, el magnate entró en la sede central de Twitter cargando con un lavabo, imágenes que publicó en la plataforma acompañadas del mensaje “let that sink in!”, que traducido a nuestro idioma sería algo así como ‘asimílenlo’. Una manera de dejar claro que estaba allí con todo su poderío y había llegado para quedarse.

Su postura y la forma en la que va a afrontar esta dirección ha quedado más que clara a primera hora de este viernes, cuando se ha dado a conocer su primera medida como CEO de Twitter: despedir a cuatro de sus máximos responsables, incluyendo el consejero delegado, Parag Agrawal, según han afirmado varios medios estadounidenses, entre ellos The New York Times, The Washington Post y la CNN.

Los otros tres ejecutivos despedidos son el jefe financiero de Twitter, Ned Segal; la máxima responsable legal y de políticas, Vijaya Gadde; y el abogado principal de la firma, Sean Edgett. De acuerdo con los medios, por lo menos uno de ellos ha sido escoltado por miembros de seguridad fuera de las oficinas centrales de la compañía en San Francisco.

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