El motivo por el que pensar demasiado puede hacerte sentir cansancio

La fatiga es un síntoma común de la esclerosis múltiple que también aparece en otras enfermedades graves.
Realizar tareas complejas durante un tiempo prolongado provoca fatiga cognitiva.
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La fatiga es un síntoma común de la esclerosis múltiple que también aparece en otras enfermedades graves.

Normalmente asociamos el cansancio a las actividades físicas intensas, pero al mismo tiempo nos sentimos exhaustos después de un día estudiando o en la oficina. Y es que, en realidad, las actividades puramente intelectuales también pueden provocarnos un gran cansancio.

Esta es la conclusión de un estudio llevado a cabo por el Hospital Universitario de Pitie-Salpetriere de París y publicado en el medio científico Current Biology que observó la composición química del cerebro de dos grupos de participantes, a los que se les encomendaron tareas complejas y simples respectivamente.

La importancia del glutamato

Los científicos ya tenían un nombre para el fenómeno (fatiga cognitiva, específicamente) y ya se habían llevado a cabo investigaciones previas con el fin de determinar sus causas y mecanismos. Por ejemplo, solía proponerse que las tareas complejas requerían más energía que las más simples, con lo que cansaban el cerebro de la misma manera que el ejercicio físico cansa los músculos. 

Los autores de este trabajo, no obstante, buscaban alejarse de planteamientos tan simplistas para encontrar razones más profundas. Por ello, buscaron relacionar la presencia de glutamato en el cerebro con el tipo de tareas que provocan la fatiga cognitiva y con los comportamientos que se asocian a la misma.

Se sabe que el glutamato excita las neuronas y que de hecho cumple un papel fundamental en procesos como la memoria y el aprendizaje, pero que en exceso se relaciona con problemas en la función cerebral que pueden ir desde la muerte celular hasta las crisis convulsivas. Igualmente, se ha vinculado con comportamientos como la búsqueda de gratificación fácil e inmediata o la actuación impulsiva.

Metodología

Con el fin de medir los niveles de glutamato en el córtex prefrontal lateral, una región del cerebro empleada en tareas como la planificación o el mantenimiento de la concentración, estos expertos emplearon una técnica llamada espectroscopía de resonancia magnética, capaz de detectar el glutamato a través de una combinación de ondas de radio y potentes imanes.

Así, dividieron a los 39 participantes en dos grupos, a los que asignaron dos series de tareas cognitivas diseñadas específicamente con el fin de provocar fatiga mental. En una de ellas se les mostraron letras y números en rápida sucesión en una pantalla, y debían señalar si la grafía era verde o roja y mayúscula o minúscula. En la otra, debía recordar si un número coincidía con el que había aparecido tres caracteres antes. La diferencia entre los dos grupos residía en el nivel de dificultad de estas tareas

Los sujetos debían realizar estas tareas durante seis horas, con dos descansos de 10 minutos y una comida consistente tan sólo en un sándwich y una fruta.

Paralelamente, se midieron las consecuencias de la fatiga cognitiva presentando opciones a los participantes que requerían autocontrol, tales como renunciar a dinero inmediatamente para ganar una cantidad mayor más adelante.

Resultados y limitaciones

En base a esta metodología, las diferencias entre los dos grupos, especialmente a medida que avanzaba el día, se hicieron evidentes. El grupo que tenía que realizar las tareas más difíciles realizó un 10% más de elecciones impulsivas que los que tenían las tareas más sencillas, y sus niveles de glutamato en el córtex prefrontal lateral se elevaron en un 8%.

Estos resultados pueden ayudar por ejemplo a comprender el poder restaurador del sueño, que entre otras cosas 'limpia' el cerebro de deshechos metabólicos (como es el exceso de glutamato). Al mismo tiempo, los niveles de glutamato podrían emplearse para medir la fatiga y monitorizar la evolución de condiciones tales como el cáncer o la depresión.

Además, el señalamiento anormal del glutamato se ha observado en una serie de desórdenes del cerebro (y, de hecho, ya existen medicamentos que actúan sobre los receptores neuronales del glutamato, como por ejemplo la esketamina o la memantina, usadas en el tratamiento de la depresión y de los síntomas del alzhéimer, respectivamente). Teniendo esto en cuenta, este estudio profundiza en la posibilidad de modular los niveles de glutamato en el cerebro mediante medicación o neuroestimulación.

Con todo, el trabajo no queda exento de limitaciones. La técnica empleada, por ejemplo, no distingue entre el glutamato y una molécula muy relacionada pero diferente, que es la glutamina. Igualmente, la idea de que los deshechos metabólicos cumplen un papel importante en la fatiga cognitiva no explica algunas cosas como la habilidad humana para proseguir con la tarea o el modo en el que nuestros cerebros realizan sin esfuerzo ciertas tareas (como el reconocimiento facial) que a los ordenadores les requieren megavatios de energía.

Referencias

Antonius Wiehler, Francesca Branzoli, Isaac Adanyeguh, Fanny Mochel, Mathias Pessiglione. A neuro-metabolic account of why daylong cognitive work alters the control of economic decisions. Current Biology, 11 de agosto de 2022. DOI: https://doi.org/10.1016/j.cub.2022.07.010.

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