El hábito común que aumenta el riesgo de padecer problemas cardiovasculares como hipertensión o ictus

Puede resultar muy tentador echar una siesta justo después de comer, pero lo cierto es que es mucho mejor esperar un buen rato para que la digestión siga su rumbo sin contratiempos.
Las siestas frecuentes se relacionan con un mayor riesgo cardiovascular.
Pixabay/lograstudio
Puede resultar muy tentador echar una siesta justo después de comer, pero lo cierto es que es mucho mejor esperar un buen rato para que la digestión siga su rumbo sin contratiempos.

¿Eres de los que se duermen en cualquier esquina? Malas noticias: un estudio ha relacionado este hábito con un mayor riesgo de padecer patologías cardiovasculares como hipertensión, infarto e ictus.

Así lo apuntan los autores en un artículo publicado en el medio especializado Hypertension, editado por la Asociación Americana del Corazón, en el que no obstante también explican que las siestas en sí no son el verdadero problema, sino más bien un síntoma más.

Estudio observacional y aleatorización mendeliana

La evidencia previa respecto a esta cuestión no resultaba concluyente, ya que mientras que algunos trabajos habían coincidido en encontrar que el hábito de echar siestas frecuentes durante el día estaba vinculado a un mayor riesgo cardiovascular, otros habían observado incluso un cierto efecto protector frente al mismo mal.

Ahora, esta investigación combina uno de los estudios observacionales más grandes llevados a cabo sobre esta cuestión (sobre una cohorte de medio millón de individuos, cuyos datos se han extraído del estudio UK Biobank) con la aleatorización mendeliana, un método que emplea marcadores genéticos para determinar si un factor de riesgo causa una determinada enfermedad. 

Así, observaron que las personas que dormían siestas ocasionalmente durante el día tenían un riesgo un 7% mayor que la población general de hipertensión, un 12% mayor de embolia y un 9% mayor de embolia isquémica. Por su parte, quienes duermen siestas frecuentes durante el día tenían un riesgo de hipertensión un 12% mayor, un riesgo de embolia un 24% mayor y un riesgo de embolia isquémica un 20% mayor.

De la misma forma, observaron que quienes dormían siestas frecuentes durante el día tenían una mayor tendencia a ser varones, no europeos, más mayores, con menos estudios, menores ingresos, y con mayores índices de masa corporal y de deprivación de Townsend (una escala para cuantificar las carencias materiales) y un menor ratio cadera-cintura) que quienes no lo hacen.

Síntoma de un mal descanso

En base a estos resultados, los autores teorizan que efectivamente se puede considerar la costumbre de dormir siestas frecuentes durante el día como un factor de riesgo de desarrollar problemas de salud cardiovascular. Sin embargo, sí que reconocen que probablemente el problema no está en las siestas en sí.

Lo que defienden, más bien, es que el hábito es indicativo de un problema de fondo que es el que estaría elevando el riesgo de estas personas. Concretamente, opinan que la costumbre de dormir siestas habitualmente durante el día es sintomático de que la persona no está descansando adecuadamente por las noches.

Por ello, lo que recomiendan es que estas personas revisen sus hábitos y horarios de sueño, en busca de factores que puedan estar interrumpiendo o dificultando su descanso y que puedan modificar para mejorar la calidad del mismo.

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