Decenas de millones de personas en EEUU podrían no haber respondido bien a la vacuna de la COVID-19

Un grupo de personas hace cola para recibir la vacuna contra la Covid-19 en un punto de vacunación en el condado de Miami-Dade, Florida.
Un grupo de personas hace cola para recibir la vacuna contra la Covid-19 en un punto de vacunación en el condado de Miami-Dade, Florida.
EFE
Un grupo de personas hace cola para recibir la vacuna contra la Covid-19 en un punto de vacunación en el condado de Miami-Dade, Florida.

Personas en tratamiento con quimioterapia o inmunosupresores, pacientes con trasplantes, individuos con inmunodeficiencias primarias... Son varios los colectivos con patologías que, después de año y medio de convivencia con la COVID-19 y tras casi seis meses de aplicación de la vacuna, siguen con la duda de si el suero los protege realmente contra la enfermedad

Es el caso de personas inmunosuprimidas por un motivo u otro, que en EE UU pueden llegar a los 60 millones. Entre ellos se encuentra June Tatelman, una estadounidense de 73 años, que vio cómo sus esperanzas de volver a la normalidad tras la vacuna se tambaleaban cuando su médico le dio la mala noticia. Mientras paseaba por Boston con su perro, esta anciana con un problema de inflamación en los vasos sanguíneos de los pulmones se encontró con su facultativo, que le comunicó que quizá no estuviera protegida, según ha contado a la CNN.

El doctor la informó de que algunos estudios médicos sugerían que la vacuna podría no funcionar de forma adecuada en personas que tomaban medicamentos como el suyo, por lo que le recomendó que se realizase un test para comprobarlo. Al hacerlo, constató que no tenía anticuerpos. 

La evidencia actual muestra que las personas inmunodeprimidas pueden no generar una protección óptima a través de las vacunas y, por eso, un grupo de investigadores de las universidades de Glasgow, Birmingham, Oxford, Liverpool, el Imperial College y el Leeds Teaching Hospitals analiza el impacto de estos sueros en pacientes con estas afecciones. Se trata del ensayo OCTAVE, con la financiación del Medical Research Council (MRC, por sus siglas en inglés).

En este sentido, los expertos apuntan a las personas inmunosuprimidas y a los ancianos como los inmunizados con más probabilidades de presentar un cuadro clínico provocado por el coronavirus tras completar la pauta vacunal, porque pueden presentar una respuesta menos potente al compuesto contra la COVID y desarrollar una forma un poco más severa de la enfermedad.

Por eso, los especialistas llaman a seguir respetando las medidas de protección y a observar la evolución de estos pacientes tras recibir los pinchazos, porque también puede suceder que la reacción de su sistema inmune sea buena y estén prácticamente al mismo nivel que cualquier otro inmunizado con estos fármacos. 

No obstante, el hecho de que tengan más probabilidades de infectarse y desarrollar sintomatología una vez administrado el preparado contra la COVID-19 no significa necesariamente que vayan a desarrollar una forma grave de la enfermedad o que la vacuna no haya funcionado. 

60 millones de personas en Estados Unidos

No hay una cifra clara de cuántos estadounidenses toman medicamentos que podrían representa un reto para la vacuna contra la COVID-19, pero un estudio de la Universidad de Michigan liderado por la doctora Beth Wallace ha calculado que 60 millones de personas toman inmunosupresores en el país que podrían interferir con los sueros.

Asimismo, el hecho de no haber detectado anticuerpos en un test tras la vacuna no significa que el paciente no esté protegido. La explicación puede ser que la prueba empleada no es la correcta.

De hecho, cuando se opta por practicar un test rápido de anticuerpos a una persona que ha recibido la vacuna, muchas veces sale negativo. Lo que ocurre no es que el preparado no induzca la producción de anticuerpos, sino que estos son de un tipo que el método es incapaz de detectar.

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