VICENTE VALLÉS. PERIODISTA
OPINIÓN

La media distancia de Pedro Sánchez

Vicente Vallés
Vicente Vallés
JORGE PARÍS
Vicente Vallés

Una lectura apasionada y acrítica de los titulares de estos días puede provocar la apresurada conclusión de que Pedro Sánchez se ha zambullido en la catástrofe con su romántico cortejo a los independentistas. Una cierta miopía política puede hacer pensar que estamos a quince minutos de que el presidente del Gobierno deje de serlo. Y nadie puede decir hoy que esa opción sea irreal.

Pero si usamos unas gafas que nos aclaren la visión de media distancia, lo que Sánchez ha hecho en estas últimas semanas es invertir en lo que ha de ocurrir el día después de las próximas elecciones generales. Sí, el día después. Porque el día en el que los españoles votemos para conformar el nuevo parlamento no elegiremos al presidente del Gobierno.

Quien vaya a vivir a partir de entonces en la Moncloa se decidirá en una apasionante votación en el Congreso, después de un espinoso proceso de negociaciones para conformar una mayoría suficiente, de la que ningún partido dispondrá por sí solo. Quizá la oposición no haya pensado todavía en ese momento, porque puede creer que hay que ocuparse antes de lo urgente que de lo importante.

Pero Sánchez está en lo importante para él. Y para él, lo importante es el poder. Lo demás es accesorio. Tanto en la lucha interna en el PSOE como para llegar a la Moncloa, su determinación y sus arrestos están plenamente compulsados. También, su disposición a no ponerse límites. Tontear con el hombre que Puigdemont puso en la Generalitat y dejarse votar hasta por Bildu han supuesto un descalabro electoral para el PSOE en Andalucía.

Otros dirigentes territoriales socialistas (García-Page o Lambán) están aterrorizados ante lo que los votantes vayan a decidir sobre ellos y sobre su partido. Sus barbas están en remojo. Pero Sánchez trabaja con otros objetivos.

Sabe que el resultado electoral será ajustado. Sabe que, incluso si el PSOE llegara a tener más escaños que los demás, esta vez ser primera o segunda fuerza política no será lo determinante, porque quien quiera gobernar tendrá que sumar escaños con otros partidos. Y sabe cuál es la clave para seguir en Moncloa: que PP, Ciudadanos y Vox no sumen mayoría absoluta.

Si se cumple ese objetivo, su única forma de seguir en el poder será reeditar el bloque de la moción de censura: PSOE, Podemos y cualquier nacionalista e independentista que haya conseguido escaño en el Congreso. Ese es el reto. Sin complejos.

Soportar ahora titulares acalorados en la prensa, dramáticas sesiones parlamentarias, humillaciones independentistas, o un desplome del PSOE en las elecciones municipales y autonómicas de mayo… todo eso será un problema menor, frente a la causa superior de seguir siendo presidente del Gobierno.

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