VICENTE VALLÉS. PERIODISTA
OPINIÓN

Listos para la batalla electoral

Pedro Sánchez (i), recibe al secretario general de Podemos, Pablo Iglesias (d), en el Palacio de la Moncloa.
Pedro Sánchez (i), recibe al secretario general de Podemos, Pablo Iglesias (d), en el Palacio de la Moncloa.
EFE
Pedro Sánchez (i), recibe al secretario general de Podemos, Pablo Iglesias (d), en el Palacio de la Moncloa.

Cuando los profesores de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense consiguieron casi "asaltar los cielos" (en palabras de su líder) y entraron con fuerza en el Parlamento, llegaron con una idea estratégica muy bien elaborada y, probablemente, cierta: que en aquel momento existía una ventana de oportunidad (así la calificaron) para que Podemos ganara las elecciones y Pablo Iglesias se convirtiera en presidente del Gobierno. Era diciembre de 2015. Esa ventana de oportunidad seguía abierta, aunque el PSOE hubiera tenido más votos que Podemos, y aunque el PP hubiera ganado las elecciones. Por eso, Iglesias no quiso dar su apoyo para llevar a Pedro Sánchez a la Moncloa en marzo de 2016, porque prefería forzar la repetición de las elecciones y tratar de ganarlas.Pero Podemos perdió un millón de votos. La ventana de oportunidad se había cerrado.¿Para siempre?

El lenguaje verbal, gestual y político de Podemos permite concluir que sí, que consideran que ya no hay opciones de dar el sorpasso al PSOE, y menos aún desde que Sánchez es presidente. La alternativa es influir, "cogobernar", como le gusta decir a Iglesias. Los sondeos también confirman esa impresión, porque Podemos ha quedado relativamente rezagado de los dos partidos de centro derecha, y el PSOE ha tomado aire hasta liderar las expectativas de voto. Por tanto, el reparto de poder en la izquierda sitúa a Podemos como una fuerza subalterna de un PSOE dominante. Pero, ¿qué ocurre en el centro derecha?

Ahí, la batalla está abierta. Pablo Iglesias sabe que, al menos de momento, no está en condiciones de que Podemos sea la fuerza más votada. Pero tanto PP como Ciudadanos sí creen que pueden quedar por delante del otro en las elecciones. Y aquel de los dos partidos que consiga más votos exigirá que su líder sea el presidente. Eso, suponiendo que sumen los votos suficientes. Porque esa es la gran cuestión a partir de ahora.

PP y Ciudadanos, Pablo Casado y Albert Rivera, están en medio de un intercambio de golpes para arañar cada voto posible del votante de centro derecha, pero las encuestas no dan, por ahora, mayoría absoluta a la suma de ambos partidos. Y si no suman la mayoría absoluta, PP y Ciudadanos (o viceversa) difícilmente podrán gobernar. Recuerden la suma de votos que se produjo en la moción de censura de Pedro Sánchez. Si la conjunción de partidos de izquierda e independentistas alcanza 176 diputados, es muy posible que el centro derecha se quede donde está: en la oposición. Incluso, a pesar de la progresiva tensión entre Sánchez y los soberanistas.Porque si no apoyan al PSOE, el plan B para Puigdemont y los suyos es que gobierne la derecha. Y el plan C es que ocurra como en 2016: que no gobierne nadie. Pero saben que ni siquiera en el caos político español habrá república catalana

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