VICENTE VALLÉS. PERIODISTA
OPINIÓN

El poder creciente de Ciudadanos

Vicente Vallés
Vicente Vallés
CEDIDA POR EL GOBIERNO CANARIO
Vicente Vallés

La urticaria política que le salió a la sociedad española debido a las mayorías absolutas, la crisis económica y la corrupción derivó a finales de 2015 en un Congreso de los Diputados con cuatro grandes partidos y de tan imposible gestión, que fue el Parlamento más breve e inoperativo de nuestra historia reciente.

Hubo que repetir las elecciones seis meses después, ante la imposibilidad de investir a un presidente. El resultado de las elecciones de junio de 2016 no fue muy distinto. Sí se invistió a Rajoy, después de que el PSOE pasara por la consulta del psicoanalista (de donde aún no ha salido) y se abstuviera.

Pero casi dos años después, la legislatura está resultando perfectamente prescindible, porque no se aprueban leyes y el Gobierno se limita a esperar el paso del tiempo y a apagar incendios. El más grave, el provocado por el pirómano Puigdemont, entre otros. El último, y muy distinto, el provocado por la supuesta alumna de máster Cristina Cifuentes.

En estos dos incendios, y en otros que tienen que ver con los casos de corrupción del PP, Rajoy se ha topado con una realidad que le lleva por el camino de la amargura política: buena parte de lo que hace, y de lo que no quiere hacer, está condicionado por la presión de Ciudadanos, el partido que, según el propio Rajoy, está compuesto por "esos que no han gobernado nunca", "inexpertos lenguaraces" y "parlanchines".

Ciudadanos ha obligado a Rajoy a aceptar comisiones de investigación sobre los dineros del PP, que dan como resultado un goteo de malas noticias y de pésima imagen para el partido en el gobierno. Ciudadanos ha obligado a Rajoy a dejar caer al presidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez. Ciudadanos ha obligado a Rajoy a sacar del grupo parlamentario popular en el Senado a Pilar Barreiro. Y Ciudadanos ha terminado con el que parecía prometedor futuro político de Cristina Cifuentes (con la colaboración de la propia Cifuentes).

Y mientras todo eso ocurre, el PP observa cómo cada sondeo mejora al anterior en expectativa electoral para Ciudadanos. Nada de eso está firmado ante notario. Las circunstancias en política pueden cambiar en poco tiempo, ante el impacto social provocado por un acontecimiento relevante. Pero, igual que los españoles se prepararon durante el año 2015 para asumir el final del sistema de dos grandes partidos, quizá haya llegado la hora de acomodarse a una realidad que podría suponerotro cambio histórico: que, por primera vez en cuatro décadas, las próximas elecciones las gane un partido distinto del PP y del PSOE.

Este cambio, de producirse, no garantiza por sí solo la estabilidad política, como no la ha garantizado, sino todo lo contrario, el sistema de cuatro partidos. Pero promete emociones fuertes.

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