RAFAEL MATESANZ. DIRECTOR DE LA ORGANIZACIÓN NACIONAL DE TRASPLANTES
OPINIÓN

Dona médula, salva una vida

Rafael Matesanz
Rafael Matesanz
JORGE PARÍS
Rafael Matesanz

Cuando alguien se apunta al Registro Español de Donantes de Médula Ósea (REDMO) con el ánimo de salvar algún día a un semejante dándole una parte de sus células madre sanguíneas (que es lo que significa la donación de médula), puede estar iniciando una de las experiencias más apasionantes de su vida. Es posible que no le llamen nunca y que su gesto de generosidad pase a engrosar el de más de 28 millones de personas que en todo el mundo han hecho lo mismo, en uno de los ejemplos más patentes de solidaridad universal. Pero si en algún momento, en algún lugar del mundo surge un alma gemela en apuros por una leucemia, un linfoma u otra enfermedad de la sangre y con su médula logra salvarse, cuentan los que lo han vivido en primera persona que difícilmente van a experimentar en la vida una sensación más gratificante que la de haber dado la vida a alguien por cuyas venas va a correr su misma sangre.

Para ser donante de médula hace falta tener entre 18 y 55 años, y no padecer ninguna enfermedad que se pueda transmitir al receptor  ni que pueda suponer un riesgo para la donación (toda la información en http://www.ont.es/, o en  www.fcarreras.org/ ). Basta una extracción de sangre o incluso una muestra de saliva para realizar el tipaje sanguíneo, un DNI inmunológico que caracteriza a cada individuo y permite que un enfermo en cualquier lugar del mundo pueda encontrar su donante adecuado entre esos 28 millones de voluntarios. En un 70% de los casos las células madre se obtienen mediante aféresis, un procedimiento parecido a una donación de sangre previa estimulación de la médula con medicamentos y en los restantes mediante punciones en los huesos de la cadera, ricos en médula ósea, en una pequeña intervención quirúrgica bajo anestesia. Los riesgos y las molestias son mínimos pero obviamente deben ser conocidos por el donante y de ahí la importancia de una adecuada información en el momento de inscribirse. No es admisible que cuando haya que hacer efectiva la donación se eche para atrás dejando al receptor en una muy difícil situación, algo que por desgracia sucede sobre todo en algunos registros extranjeros hechos a golpe de llamamientos para pacientes concretos y sin la suficiente información. No se trata de donar médula para el amigo o el vecino sino para cualquier persona que lo necesite sin importar raza o nacionalidad.

A finales de 2016, España superará el cuarto de millón de donantes de médula. La importancia de esta cifra se comprende mejor si tenemos en cuenta que para alcanzar los 100.000 primeros se emplearon 20 años. Todo cambió cuando en 2012 comenzó el Plan Nacional de Médula Ósea, una serie de acciones integradas que comprometieron a las Comunidades Autónomas, Centros de Transfusiones, Sociedades Científicas, Profesionales, asociaciones de pacientes y de donantes y en suma todos los agentes involucrados en el proceso de captación, tipaje y atención integral de los donantes de médula, coordinados por la Organización Nacional de Trasplantes y la Fundación Josep Carreras.

El Plan Nacional representó una reconsideración global y una modernización de todo el sistema de donación de médula en España, aprendiendo de los que lo estaban haciendo mejor, agilizando todos los trámites y trasladando las medidas necesarias para facilitar la donación con las menores molestias posibles y con toda la información precisa.

El objetivo de duplicar las cifras de partida se logró en 2015 con un año de antelación y ahora estamos embarcados en alcanzar 400.000 en 2020, algo que sin duda se logrará mucho antes, ya que el ritmo de incorporación de nuevos donantes, de 120 al día a mediados de este año, no hace más que crecer y supera ya todas las expectativas. Vaya mi reconocimiento personal e institucional a todos los que han decidido o decidan en el futuro hacerse donantes de médula. Merece la pena.

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