RAFAEL MATESANZ. DIRECTOR DE LA ORGANIZACIÓN NACIONAL DE TRASPLANTES
OPINIÓN

Vivir con la cara de otro

El doctor Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes.
El doctor Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes.
ONT
El doctor Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes.

Ha fallecido Isabelle Dinoire, la mujer francesa que recibió en 2005 el primer trasplante de cara.  Aunque no es la única muerte habida entre estos pacientes, el hecho de que fuera la primera y que en gran medida se haya debido a los efectos secundarios de la medicación anti-rechazo, aparte el secretismo con que se manejó la información (no se hizo pública hasta meses después) ha generado una cierta inquietud no exenta de controversia.

Desde esta primera intervención se han hecho cerca de 40 trasplantes en unos pocos países, cuatro de ellos en España: dos en Barcelona, uno en Valencia y uno en Sevilla. Mientras que muchos de los primeros eran parciales como en el caso de la señora Dinoire con la parte inferior de la cara destrozada  por las mordeduras de su perro mientras dormía profundamente bajo una mezcla de alcohol y sedantes, o en los casos de Valencia y Sevilla, la tendencia posterior han sido los trasplantes cada vez más completos de cara y cuero cabelludo. Ello conlleva ventajas técnicas y mejores resultados, aunque cada enfermo es distinto y necesita un enfoque individualizado. Los dos de Barcelona se encuentran entre los más completos de todo el mundo junto con algunos de los norteamericanos.

La complejidad quirúrgica es máxima, quizás solo comparable a los multiviscerales en que se trasplantan  hasta 5-6 órganos abdominales. Piel, grasa, glándulas, músculo, arterias, venas, nervios… se pasan del donante al receptor en intervenciones que pueden durar hasta 24 horas con grandes equipos multidisciplinares solo posibles en centros con gran infraestructura y experiencia trasplantadora.

Desprovistos ya del cierto aire novelesco que les acompañó en sus inicios, queda muy claro que el aspecto del enfermo trasplantado no va a ser similar al del donante de quien recibe las partes ‘blandas’ de la cara, sino en todo caso al aspecto previo del receptor de quien conserva la estructura ósea. Incluso se han trasplantado  caras de un sexo a otro. No se trata de un cambio de identidad o una operación cosmética de película de espías y esto es muy importante: los enfermos en los que se indican estas intervenciones son casos extremos en quienes no queda otra solución.  No son fácilmente imaginables porque suelen vivir enclaustrados, sin la más mínima vida social y para ellos el éxito de la operación radica en  poder salir a la calle sin que la gente les mire con horror o en el mejor de los casos con curiosidad.

El camino de estos pacientes difícilmente puede ser más complicado. Bien por accidente (descarga eléctrica, quemadura, cáusticos, disparo…) o por una enfermedad, se producen deformidades terribles, susceptibles habitualmente de múltiples intervenciones quirúrgicas que finalmente culminan en la decisión de trasplantar la cara cuando todo lo demás ha fracasado.

Aquí empieza otra aventura, con el punto cero en la dificultad de encontrar donante adecuado. Gracias a nuestro sistema de donación, en España se encontró relativamente rápido pero en otros países han tardado años. Luego viene una intervención en la que como me decía uno de los cirujanos con esta experiencia, llega un momento cuando se ha extirpado la cara original en que «ya no hay marcha atrás», está en grave riesgo la vida del paciente si algo sale mal. Llega después una lenta recuperación que durará meses/años hasta que todos los tejidos recuperan su función y unos riesgos derivados sobre todo de la posibilidad de rechazo y de los medicamentos para combatirlo, que a veces lamentablemente pueden llegar a poner fin a la vida del enfermo como en el caso de la paciente francesa.

Aunque la medicina en general y los trasplantes en particular puedan a veces dar una sensación de omnipotencia casi milagrosa, en realidad los éxitos son el resultado de una lucha titánica de enfermos y profesionales sanitarios de la que por desgracia no siempre se sale vencedor.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento