SARA CUENCA. SOCIÓLOGA ESPECIALISTA EN GÉNERO Y SEXUALIDAD
OPINIÓN

¿Mantenemos relaciones sexuales sin que nos apetezca?

Sara Cuenca
Sara Cuenca
SARA CUENCA
Sara Cuenca

Puede resultar chocante que en una sociedad en la que cada vez se habla más de sexo, donde resulta complicado comprar algo sin que lo anuncien como el orgasmo de tu vida (ya sea un champú, un helado o unos calcetines…), exista una parte de nuestra sexualidad tan silenciada y oculta. Será la primera vez que muchos se planteen si hay personas que mantienen relaciones sexuales sin que les apetezca, debatiendo en su círculo si esto ocurre o no. Habrá otras muchas que no estén preparadas, siquiera, para contestar y es precisamente esto lo que muestran los datos, que hablar de sexualidad negativa sigue siendo tabú.

La encuesta Relaciones sexuales y de pareja refleja que el 32% de las mujeres y el 22% de los hombres han mantenido relaciones sexuales sin ganas. En el 2015 publiqué un estudio piloto, abordado con metodología cualitativa, en el que trataba de conocer si las mujeres acceden a mantener relaciones sexuales sin el componente del deseo. Hasta el momento, puedo decir que no he encontrado a ninguna mujer que diga que no ha tenido, al menos, una experiencia de este tipo, por lo que las cifras que muestra la encuesta hacen referencia al tabú social que supone hablar de este fenómeno más que a una realidad social. Es decir, muestran la punta del iceberg.

No podemos obviar que existen grandes diferencias en las construcciones de la identidad sexual femenina y masculina. La sexualidad femenina se ha construido de manera subordinada, y por ello se propicia una mayor aparición de la violencia. Recordemos, por ejemplo, el titular del blog El diario de la nena "Posiciones sexuales para cuando él quiere y tú no" que normaliza y asume este tipo de conductas en vez de denunciarlas.

La encuesta también muestra que los jóvenes de entre 18 y 24 años son quienes más han vivido este tipo de situaciones. Tenemos que interpretar los datos y contextualizarlos. No es que las generaciones de mayor edad estén menos expuestas a este tipo de sexualidad, sino que las pautas que rigen cada generación son diferentes. Las generaciones mayores reciben la herencia de una sexualidad tradicional ligada a la reproducción y a las obligaciones conyugales, no olvidemos que las violaciones dentro del matrimonio, hasta hace poco, eran ‘cosas que pasan’. Ahora, la toma de conciencia y sensibilización en temas de violencia, unido al cambio de mentalidad respecto a la sexualidad, hacen que el umbral de tolerancia baje. Es decir, rechazamos prácticas que antes asumíamos como normales.

Es muy importante que como sociedad continuemos autocuestionándonos qué tipo de sexualidad tenemos y, más aún, qué tipo de sexualidad queremos tener.

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