ROSALÍA LLORET. PERIODISTA Y EXPERTA DIGITAL
OPINIÓN

Emoji: poniéndonos cara desde el 82

Rosalía Lloret, periodista.
Rosalía Lloret, periodista.
JORGE PARÍS
Rosalía Lloret, periodista.

Ha llegado el verano, las jornadas ‘intensivas’ y las vacaciones de algunos amigos. Y su grupo de Whatsapp está a punto de sucumbir bajo el peso de cien fotos de playas (con o sin niños, con o sin gintonics) y mil caritas amarillas sonrientes, tirando besos, desternilladas de risa o imitando ‘El Grito’ de Munch. ¿No le parece suficiente? Pues en un par de semanas, el 11 de agosto, podrá ver la versión animada de estos divertidos muñequitos en Emoji, la película. Y en los próximos meses, su móvil irá incorporando algunos de los novísimos ¡56 emoji! que presentó recientemente Unicode, el organismo internacional que estandariza -entre otras cosas- estos ‘símbolos’, para que podamos enviarlos desde un iPhone a un Android, desde un Windows Phone a una Blackberry (sí, todavía existen) sin problemas de compatibilidad.

La nueva lista de emoji pone el acento en la diversidad y la igualdad -lo que muestra el signo de los tiempos, dado que Unicode solo estandariza las peticiones recibidas- con la incorporación de mujeres con velo o dando el pecho, elfos negros, sirenos, hados, genias de la lámpara, hombres y mujeres haciendo yoga, o hípsters (bueno, hombres con barba…). Y también añade otros que probablemente suban muy alto en los rankings de uso de los próximos años, como una carita que pide silencio con el dedo, otra que se aguanta la risa con la mano en la boca, un T-Rex, una mano que dice ‘I love you’ en lenguaje de signos, unos zombis, una cabeza que explota o un emoji -ejem- que echa la pota. Por supuesto, será difícil superar a la flamenca, aunque hace ya tiempo descubriéramos que, en realidad, es una mujer bailando salsa.

Quizá sea usted uno de los puristas de la palabra que desprecia a los millenials por habernos traído esta ‘plaga’ de caritas y símbolos, pero lo cierto es que no fue cosa suya. Los emoticonos -los ancestros de los emoji formados por simples signos de puntuación- nos rondan desde hace más de 30 años. Su creador, Scott Fahlman -matemático en la Universidad Carnegie Mellon de EEUU-, creó el primer smiley en 1982 precisamente para facilitar la distinción de mensajes sarcásticos o tristes en el animado foro online de su universidad: «Propongo la siguiente secuencia de caracteres para marcar bromas :-)  Léase de lado. En realidad, es probable que sea más eficiente marcar cosas que NO sean bromas, dadas las tendencias actuales. Para esto, úsese :-(

17 años después, en 1999, los japoneses de NTT lanzaron la primera versión de símbolos con dibujo para el móvil: los emoji, una palabra que podríamos traducir como ideograma y que procede del japonés ‘e’ (絵, imagen) + ‘moji’ (文字, letra) El parecido con la palabra ‘emoticono’ o ‘emoticon’ en inglés es pura coincidencia...  Japón ya era en aquellos tiempos líder mundial en mensajería instantánea por móvil, sobre todo debido a las reglas de etiqueta pública que prohíben las llamadas de voz en el metro, autobús o tren, y que empujaron a sus usuarios a recurrir masivamente a las conversaciones en texto. Para complementarlas y dotar de ‘emoción’ al texto escrito, al inventor de los emojis, Shigetaka Kurita, se le ocurrió usar dibujitos (no sólo caritas) como en los famosos dibujos japoneses del manga.

El éxito inesperado de los emojis de Kurita llevó pronto a otras operadoras en Japón y después en todo el mundo a diseñar sus propios símbolos, algunos incluso animados. Finalmente, la incorporación de los emojis (en una versión más realista y juguetona) a los iPhone primero y a los Android después, supuso la generalización mundial de la fiebre emojil. Ya solo se necesitaba la estandarización mundial de los símbolos, que selló Unicode con su supervisión desde 2009- para garantizar la compatibilidad total entre dispositivos y facilitar la conversación universal. Ahora todos gritamos como Munch y bailamos con la flamenca… ¿o era salsera?

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