ROSALÍA LLORET. PERIODISTA Y EXPERTA DIGITAL
OPINIÓN

Échenle la culpa al robot-periodista

Rosalía Lloret, periodista.
Rosalía Lloret, periodista.
JORGE PARÍS
Rosalía Lloret, periodista.

En California se toman muy en serio los terremotos. Los han sufrido en sus carnes y en sus calles a lo largo de la historia. Por eso, unos cuantos se quedaron sin aliento cuando Los Angeles Times tuiteó y publicó en su web la madrugada del pasado 22 de junio la notificación de un terremoto de nada menos que 6,8 grados en la costa de Santa Bárbara, al norte de Los Ángeles. La alerta, sin embargo, incorporaba un ‘pequeño’ dato equivocado: el terremoto se había producido casi un siglo antes, en 1925. La rápida rectificación por parte del L. A. Times y el borrado del tuit erróneo no frenaron las críticas: ¿cómo es posible que el diario de referencia de la costa oeste de EE UU pudiera cometer un fallo de tal relevancia? El terremoto de 1925 causó 13 muertos y daños por valor de 8 millones de dólares…

La ‘culpa’, al menos en última instancia, fue de un pequeño robot-periodista que trabaja para Los Angeles Times desde 2014. Se llama QuakeBot y ha reportado correctamente cientos de terremotos de todos los tamaños en la región desde entonces. Su llegada al L. A. Times pretendía dar respuesta a la necesidad de publicar cuanto antes las alertas sísmicas. En este tipo de sucesos, cada minuto es precioso y los humanos suelen ser mucho más lentos que las máquinas a la hora de recoger información y publicarla, especialmente de madrugada. QuakeBot ha sido entrenado para interpretar automáticamente la información ofrecida por la web y los boletines del Servicio de Investigación Geológica de EE UU (USGS) 24 horas al día 365 días al año, y de publicarla inmediatamente en Twitter y en la web junto a un mapa del epicentro del seísmo, siguiendo unas pautas y plantillas simples. Una vez publicada la alerta, los periodistas del diario se encargan de completar la información adicional y de interpretarla en los terremotos más importantes.

El pasado 22 de junio, QuakeBot hizo también bien su trabajo, alertando de un terremoto de 6,8 reportado por el boletín del USGS unos segundos antes. Pero no había sido entrenado para detectar posibles errores o inconsistencias del propio organismo público. La cadena de acontecimientos se inició cuando un responsable del servicio geológico corrigió en los archivos la localización precisa del seísmo de 1925, tal y como llevaban tiempo demandando los geólogos expertos de Santa Bárbara. Según explican los responsables del USGS, el sistema recogió erróneamente la fecha como 2025 (¿o quizá el humano lo hizo incorrectamente?) y lanzó automáticamente una alerta a todos sus destinatarios, incluyendo el L. A. Times. QuakeBot, por su lado, no tuvo la ‘inteligencia’ de sorprenderse por el año ya que, lógicamente, las alertas de terremotos son siempre sobre fenómenos recién ocurridos o todavía en marcha. Algo que los responsables del periódico ya se han encargado de corregir para prevenir futuros errores.

El patinazo en Los Ángeles fue relativamente inocuo, pero la proliferación de bots como el del L. A. Times en los medios de comunicación puede abrir paso a situaciones más complejas. Especialmente aquellas que implican el encadenamiento de varios procesos automáticos, como ocurrió en Los Ángeles. Solo un año más tarde del nacimiento de QuakeBot, la agencia de noticias americana Associated Press, por ejemplo, lanzaba la herramienta Automated Insights para la publicación automática de noticias a partir de resultados deportivos o, incluso, de los informes financieros trimestrales de empresas. Un área informativa, esta última, especialmente sensible dados los rápidos –y muchas veces también automáticos– movimientos en los mercados desencadenados por determinadas informaciones financieras. Los robot-periodistas de Automated Insights incluso han aprendido la jerga del periodismo deportivo y financiero para parecerse más a sus compañeros humanos. ¡Esperemos que no imiten también sus errores!

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