El auge del comercio electrónico supone la desaparición de puestos de trabajo en tiendas físicas y centros comerciales, pero a cambio —dicen sus protagonistas— ha supuesto un nuevo impulso para el reparto a domicilio en todo el mundo (basta ver el resurgir de Correos, por ejemplo).

¡Al menos hasta ahora! Las grandes plataformas digitales y multinacionales ya ensayan la manera de llegar con el paquete a nuestra casa sin haber pasado por humanos. Hace dos años contamos en estas páginas que Amazon probaba en Inglaterra su servicio Amazon Air para la entrega de paquetes mediante drones autónomos, algo que podría ser especialmente demandado en lugares de difícil acceso.

Un servicio, sin embargo, que ha sido bastante complicado de llevar a la práctica. No solo requiere tecnología inteligente y clientes con jardín —o similar— donde el dron pueda aterrizar; sino que también tiene lo suyo en temas de física (tamaño de las baterías, autonomía del dron y peso máximo que puede acarrear; todos ellos muy limitados), y de regulación exigida por los gobiernos para drones comerciales.

De momento, Google parece haberse adelantado, consiguiendo el certificado de la autoridad aérea de EE UU (la FAA) para operar con los 'drones repartidores' de su subsidiaria Wing Aviation en Virginia. El máximo son 20km de distancia y 2,5kg de paquete, pero es el principio.

Y mientras tanto, Ford prueba otro camino para el mismo fin. La fabricante de coches equipará sus nuevas furgonetas de reparto de conducción autónoma con un pequeño robot que permitiría llevar los paquetes hasta la misma puerta de casa. Escondido en el maletero junto a los paquetes, un robot de Agility Robotics se activaría al llegar a destino y, gracias a sus dos 'piernas' sortearía aceras, escaleras, césped o cualquier otro obstáculo hasta llegar a nuestra puerta. A ver qué dice el portero.