ROSALÍA LLORET. PERIODISTA Y EXPERTA DIGITAL
OPINIÓN

¿Me permite su huella facial?

Rosalía Lloret, periodista.
Rosalía Lloret, periodista.
JORGE PARÍS
Rosalía Lloret, periodista.

Si usted, querido lector, es un humano y no uno de esos robots que cada vez proliferan más en Internet, sepa que tiene un rostro único. Tanto, que sus proporciones faciales (el patrón creado a partir de la relación/distancia entre sus principales facciones: cejas, pupilas, punta de la nariz, comisuras de los labios, etc) forman una 'huella' casi tan exclusiva e identificativa de su persona como sus huellas dactilares.

La huella facial, o faceprint en inglés, se está convirtiendo en la forma más rápida y sencilla de identificar digitalmente a una persona por parte de instituciones y empresas. Al fin y al cabo, tomar la foto de una cara es bastante más fácil que escanear un dedo o el iris de un ojo. A partir de ahí, el sistema tan solo ha de contrastar las proporciones con el patrón registrado previamente, y ¡voilá!: 99,31% de posibilidades de acierto en una foto frontal con buena iluminación. Algunos dicen incluso que, si se 'toma la huella' inicial mediante varias fotografías en diferentes ángulos, se puede llegar al 100% de acierto.

La verificación biométrica facial se usa desde hace tiempo por parte de los gobiernos, por ejemplo, para la identificación de pasajeros en las aduanas. Pero las empresas privadas están sirviéndose también cada vez más de esta tecnología, y no solo en los casinos. Uno de los desarrollos más recientes es de MasterCard, que traerá pronto a España su sistema de pago a través del móvil MasterPass con autenticación por foto. Su herramienta Selfie-Pay permite validar las compras online enfocando nuestra propia cara con la cámara del móvil. Aunque más que una foto, es como un video: para garantizar que es un selfie auténtico y evitar trampas, el sistema obliga al usuario a parpadear.

Mucho más tiempo llevan los grandes, Facebook, Google y Apple, utilizando la huella facial para identificar automáticamente a sus usuarios en las fotos de sus respectivas plataformas. Si se preguntaba cómo es posible que Facebook le sugiera nombres a la hora de etiquetar sus fotos en la red social, o cómo Google y Apple agrupan automáticamente las instantáneas sobre la misma persona en sus aplicaciones de fotos, ya tiene la respuesta.

Aunque el sistema de reconocimiento facial de estos servicios se aplica a fotos ya tomadas, y la variedad de posturas e iluminaciones complica bastante la vida al algoritmo, lo cierto es que bastantes veces acierta. Por ello, y por su uso masivo -especialmente en el caso de Facebook que acumula las fotos de cientos de millones de usuarios en el mundo-, la compañía de Marc Zuckerberg se ha encontrado con el recelo, primero de un grupo de ciudadanos de Illinois que les demandó por no cumplir con la autorización previa para datos biométricos requerida por su Estado; y luego de la Comisión Europea y Canadá, que han vetado el uso del reconocimiento facial automático en su nueva aplicación Facebook Moments (una tecnología que sí usa la app en EEUU).

Un recelo similar complicó la vida de los fundadores de Scene Tap, otra aplicación para móvil nacida en 2010 que informaba del número, edad y género del público de hasta 250 bares y restaurantes en Estados Unidos. Las cámaras de reconocimiento facial de SceneTap, instaladas a la puerta de los locales, permitían discriminar el sexo y edad estimada de los parroquianos, y aunque la compañía no tenía permiso para utilizar ni fotos ni datos sin permiso, la preocupación por la invasión de la privacidad empantanó su crecimiento.

Apple ha intentado evitar cualquier controversia similar con su nueva aplicación de fotos presentada el pasado mes de junio. La nueva Apple Fotos incluye también un sistema de reconocimiento facial, pero éste se ejecuta en el propio iPhone no en la nube, lo que impide que la compañía -u otros- pueda acceder a los datos. Veremos si es suficiente para los usuarios de Illinois.

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