ROSALÍA LLORET. PERIODISTA Y EXPERTA DIGITAL
OPINIÓN

Cómo bajarse un bolso de BitTorrent

Rosalía Lloret, periodista.
Rosalía Lloret, periodista.
JORGE PARÍS
Rosalía Lloret, periodista.

¿Cuál es la principal diferencia entre una película pirata y un bolso pirata? Que la primera es exactamente igual que el original y el segundo no. Solo es posible hacer una copia fidedigna y perfecta de aquello que es digital y duplicable en un archivo. Por ello, la piratería ha afectado de forma especialmente severa a las industrias de la información, la música o el cine, cuyos productos se digitalizaron ya desde finales del siglo XX, y no tanto a la industria que fabrica productos físicos.

Hasta hoy (o, mejor dicho, hasta pasado mañana), porque los escáneres 3D y las impresoras 3D permiten ya -y quizá popularicen dentro de no mucho-, la posibilidad de digitalizar objetos físicos, transmitir por las redes su copia perfecta digital, y bajárnosla para ‘imprimirla’ tranquila e impecablemente en el anonimato de nuestra empresa… o nuestro hogar. Y no hablamos solo de juguetitos tipo Kinder. Las impresoras 3D profesionales fabrican ya de forma ‘habitual’ zapatillas, recambios de automóvil, gafas,  instrumentos musicales, o incluso tejidos humanos (pero esto merece otro artículo).

Los escáneres 3D funcionan como una especie de cámara digital que toma una ‘fotocopia’ de 3 dimensiones de cualquier objeto y lo convierte en un archivo CAD (Computer Assisted Drawing) como los que usan a diario ingenieros o arquitectos. Un programa especial genera una copia de este modelo digital en capas o ‘lonchas’, y, por fin, una impresora 3D sigue las instrucciones del programa, imprimiendo el objeto capa por capa en lo que se denomina técnicamente ‘fabricación aditiva’. Para ello, la ‘tinta’ de las impresoras 3D consiste normalmente en plásticos o metales semifundidos que se solidifican al aire, o resinas que se endurecen con rayos UV.

Uno de los principales retos de la impresión 3D es la fabricación de piezas de gran tamaño. Como las de Airbus, que presentó la pasada semana en Berlín el primer avión fabricado enteramente con impresoras 3D. Hasta ahora Airbus (igual que Boeing) había usado piezas construidas por impresoras 3D en sus aviones ‘normales’. Pero en esta ocasión querían probar a hacer un avión completo, explorando los importantes ahorros en tiempo, energía y dinero que ello supone. El nuevo prototipo ‘Thor’ (que, además de un dios germánico significa 'Test of High-tech Objectives in Reality' o Prueba de Objetivos de Alta tecnología en la Realidad) mide menos de 4 metros, pesa 21 Kg y vuela perfectamente.

Aún más grandes son las casas que construye la empresa china Winsun con impresoras 3D gigantes. Ya en marzo de 2014, Winsun presentaba en Shanghai 10 viviendas de 200 m2 ‘impresas’ en 24 horas, y en enero de 2015 hacía lo propio con el mayor edificio impreso hasta ahora en 3D: un bloque de 5 pisos y 1.100 m2. Las impresoras que los construyen miden 6,6 metros de alto, 10m de ancho, y 150m de largo, y usan una ‘tinta’ hecha con residuos de construcción reciclados, fibra de vidrio, acero, cemento y aditivos especiales. Winsun estima que esta tecnología puede ahorrar hasta un 60% en materiales y hasta un 80% en mano de obra, además de acelerar notablemente la construcción y hacerla mucho más silenciosa.

Pero la verdadera frontera de la impresión 3D se cruzará con la previsible popularización de estos dispositivos también en los hogares. Todavía hoy, las impresoras 3D más pequeñas y simples superan los 400 euros, los escáneres 3D más básicos cuestan más de 300, y cada ‘cartucho’ de filamento plástico para imprimir, más de 40 (multipliquen por colores). A no ser que nos hagamos también con la máquina que recicla plástico de botellas de agua en cartuchos 3D, aunque quizá así no quede igual de bien el color del bolso ;-)…

Según los datos de 3D Hubs, hay ya unas 30.500 impresoras 3D repartidas por el mundo; pero para llegar a los 2,3 millones que predice Gartner para el año 2018, deberán bajar mucho los precios y, especialmente, simplificar el uso de estos dispositivos para todos los públicos. Si esto ocurre, me atrevo a anticipar el inicio de un área de turbulencias para ciertas industrias de fabricación de productos de pequeño y mediano tamaño que hasta ahora se habían librado de la piratería.

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