Estaba siendo una concentración plácida para España. Demasiado. Aburrían hasta los debates. Saber si juega Rodrigo, Aspas o Diego Costa no da ni para tres minutos de tertulia de bar. Ni siquiera la lista había dado lugar a debate, por mucho que los fans de Sergi Roberto o Bartra se empañaran en intentarlo.

Y ahí que ha llegado el Real Madrid para animar el sarao, para darle salsa a los días previos al debut ante Portugal. Nada menos que fichando al seleccionador español. ¡El drama está de vuelta en la selección española, por fin!

Sí, amigos, digo drama porque en Twitter poco menos que se pedía la retirada de España del Mundial. "Acabamos de pasar de ser los principales candidatos a ser cualquier otra cosa menos eso", escribía el conocido estadista Mister Chip. "Lopetegui debe ser cesado esta misma noche como seleccionador", ponía el veterano periodista Agustín Castellote.

Son solo dos ejemplos de la psicosis que ha rodeado la noticia. Apenas unas horas antes, había indignación con el aún rojiblanco Griezmann por no aclarar su futuro todavía a solo unos días del debut de Francia, y poco después también indignación porque Lopetegui desvela que su futuro estará fuera de la selección. Que me lo expliquen.

Son muchos los que dicen que ahora Lopetegui no tendrá la cabeza en el Mundial, que estará a otras cosas. Que no sé, digo yo, que es el entrenador. Saldrá, dirigirá el entrenamiento, hará planes, pensará en sus cosas y nada tendrá que ver su futuro con lo que haga España en Rusia.

Pero sí hay que tener en cuenta una cosa. El fútbol en España, hoy en día, está absolutamente polarizado. O del Madrid, o del Barça. O de Cristiano, o de Messi. Así que hemos pasado de mirar a la selección con cierto desinterés a que todo lo que pase ahora sea observador con lupa. Y si hay desastre de España, no tengan dudas: "¡¡El Real Madrid, culpable del fracaso de la selección española!!"