Apreciado Toni, no hace mucho, bien lo sabes tú, había muchas voces que reclamaban que lo que le hacía falta a tu queridísimo Rafa era un cambio de entrenador, que era probable que se hubiera cansado de ti y que ya no supieras sacarle el mejor rendimiento.

El mundo del deporte es muy desagradecido, y al igual que se encumbra muy rápidamente, se tarda aún menos en enterrar. "Gracias Toni, sin ti no hubiera sido posible", dijo Rafa justo después de levantar su décimo Roland Garros y aumentar su leyenda como deportista. Y si lo dice él, que ha entrenado a tu lado desde que era un niño, ¿quién somos nosotros para dudar de ello?

Cogiste a un niño y le convertiste en campeón cuando apenas era mayor de edad. Es curioso oír comentarios sobre promesas del tenis a los que les falta amueblar la cabeza y que tienen ya 23 años (pienso ahora en el talentoso Thiem, su rival en semifinales en París), edad en la que Rafa no podía ya contar los Grand Slam que tenía con una sola mano.

Fue entonces el momento clave, cuando los deportistas empiezan a recibir un elogio tras otro, cuando Rafa tuvo la cabeza perfectamente amueblada, cuando se alejó de los halagos y siguió trabajando con humildad, con constancia, sabedor de que solo el sacrificio te mantiene en la cima, pues es más difícil mantenerse que llegar, la historia del deporte lo ha demostrado.

Es evidente que la forma de ser del mejor jugador sobre tierra de la historia tuvo mucho que ver, no hay duda de ello, pero tú tienes gran parte de mérito en esa ardua empresa de lograr que el deportista no se endiose, que siga centrado y que haga caso de los consejos de su entrenador. Y durante casi 15 años, nada menos, en la élite.

Es normal que después de tantos años la relación se haya desgastado algo, que un cambio le venga bien a Rafa, que la llegada de Carlos Moyá haya sido un soplo de aire fresco que le ha venido estupendo para recuperar la motivación, las ganas, las sensaciones. Pero que sepas que nadie duda de que una buena parte del mérito de esos diez Garros es tuyo, que la Copa de Mosqueteros que le dieron como homenaje por ese décimo triunfo es tuya, que merecías estar en esa foto, es el perfecto reconocimiento a quien ha forjado al mejor deportista español de todos los tiempos.

Suerte, Toni, aprovecha este retiro, este alejamiento de los focos mediáticos, tu trabajo ya está hecho, ahora te toca disfrutar de los éxitos que aún le quedan a Nadal desde la barrera. Seguro que hasta los disfrutas más.

Atentamente,

Raúl Rioja