PEPE CERVERA. EXPERTO
OPINIÓN

¿Y si el verdadero lujo es la falta de espacio?

Pepe Cervera, columnista de 20minutos.
Pepe Cervera, columnista de 20minutos.
20MINUTOS.ES
Pepe Cervera, columnista de 20minutos.

Como especie jerárquica que somos, una buena parte de nuestras interacciones sociales consisten en una sutil competencia: por llevar mejor ropa –que demuestra poderío económico y refinado gusto–, por ir en un coche más potente, ver una televisión de última tecnología y desmedido tamaño, por mostrar un peinado más a la moda y mejor hecho. Nuestra biología nos predispone a clasificar a nuestros semejantes en una escala creciente y a intentar situarnos por encima de ellos de modo natural e inconsciente. Al mismo tiempo, nuestra economía nos impulsa de modo directo al consumo constante y conspicuo, lo que conlleva acumulación de objetos cada vez más exquisitos y sofisticados. Y, finalmente, para poder pagar todo esto es necesario dedicar cada vez más tiempo y atención física y mental al trabajo, lo que tiene sus propias consecuencias desagradables sobre nuestro ánimo y nuestra vida.

Para salir de este círculo vicioso, un creciente movimiento en el mundo anglosajón está optando por otro modo de vida más sencillo que se encarna en una decisión trascendental: abandonar la idea de casas grandes y optar por viviendas diminutas, a menudo móviles y con frecuencia construidas por sus propios habitantes. Se les conoce por el Movimiento Pequeñas Casas (Tiny Houses), y su lógica es impecable. La adquisición de una vivienda es la inversión mayor que suele realizar una familia y a ella se dedica una sustancial porción de la riqueza acumulada (y por acumular) de sus miembros. La decisión comporta una importante deuda con instituciones financieras, a menudo durante décadas, lo que condiciona todas las decisiones económicas o laborales durante todo ese tiempo. La tendencia es, por tanto, a adquirir la vivienda más grande que sea posible dado que se va a vivir en ella durante muchos años y el espacio en teoría significa comodidad. Ese espacio acaba por rellenarse con objetos comprados, usados y a menudo después abandonados que acaban por ser inservibles pero generan la necesidad de nuevos espacios y la tentación de adquirir una casa mayor. Y la rueda sigue girando.

Los adeptos a las Pequeñas Casas optan por romper el círculo cortando por lo sano y eligiendo viviendas pequeñas, muy pequeñas; por ejemplo 8 por 20 pies (2,4 por 6 metros, es decir, poco más de 14 metros cuadrados), donde cabe un dormitorio, un armario-cocina y en los casos más creativos un diminuto porche, pero poco más. El escaso espacio se amuebla con lo mínimo imprescindible para sobrevivir, aunque recientemente la comercialización del movimiento ha hecho aparecer las ofertas profesionales con televisión, aire acondicionado y hasta baño (los más comprometidos con la idea original usan servicios externos y reciclan como abono los excrementos). El ideal platónico de los más devotos es encargarse personalmente de la construcción, a base de materias primas directamente o reciclando materiales. La idea va mucho más allá de simplemente vivir en poco espacio. Se trata de evitar caer en la rueda del consumismo y la economía financiera, optando por un modo de vida diferente. Muchas de las Tiny Houses están diseñadas y construidas para ser móviles, sobre sus propias ruedas o cargadas en un camión, y sus propietarios se mueven de uno a otro lugar dependiendo del clima o del trabajo que puedan encontrar, alquilando tan solo la parcela de tierra donde se asientan. Al tener un coste muy escaso, la carga financiera es muy reducida o inexistente, lo cual permite optar por trabajos con menores sueldos aunque tal vez con mayor interés. El objetivo es acercarse lo más posible a la autosuficiencia y con ello maximizar la libertad de opciones, renunciando a la acumulación de objetos materiales en favor de experiencias y vivencias. Es decir, elegir lo contrario de lo que la sociedad y nuestra propia naturaleza parece impulsarnos a preferir, en la línea de la simplificación vital que parecen preferir muchos millenials. Es posible que el verdadero lujo esté no en poseer mucho espacio, sino precisamente en renunciar a él.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento