El gran Pep Guardiola lleva años vendiéndose como un santo dentro y fuera del terreno de juego, pero para los que en alguna ocasión hemos convivido con él, sabemos y conocemos que el halo no es tan resplandeciente como quieren contarnos los seguidores de la Iglesia Guardiolana, al estilo de la Maradoniana.

Pep siempre fue un maestro de la abducción, al que siguieron infinidad de apóstoles, encargados de enseñarle al mundo la biblia futbolística de Guardiola. A los que  no terminaron de creer en sus maravillas, entre los que me encuentro, ni agua. Nos expulsó de su paraíso y muchos de sus evangelizadores nos negaron el saludo. Guardiola, que criticó al maleducado de Mourinho cuando perdía, él también lo era, pero eso sí, con mucha suavidad, sin levantar la voz y sin meterle el dedo en el ojo a nadie. Pero como a todo hijo de Dios, no le gusta perder, y menos creyendo que fue injustamente.

El Manchester City perdió con baño en Anfield y en el Etihad, pese a la bronca que le montó a Mateu Lahoz, cayó eliminado con un gol correctamente anulado porque el balón le llegó a su jugador rebotado y por lo tanto, estaba en fuera de juego. Como todos los mortales que no tienen a 'extraterrestres' como Messi, Iniesta, Xavi o Valdes, son más terrenales y no ganan tanto deportivamente, como cuando estaban a sus órdenes en el Barça.

Desde que se fue del FC Barcelona, ganó algunas ligas domésticas pero lo gordo, la Champions, ni la olió, y con las derrotas salió a relucir el genio de Sampedor. Con el Bayern 3 Champions perdidas. Con el City y 500 millones gastados después, dos eliminaciones sin llegar ni tan siquiera a las semifinales, y acordándose como casi todos cuando pierden, de los arbitrajes y las persecuciones que sufren los 'mesías' por los desiertos de las tristes derrotas, y Guardiola sin ser mejor ni peor que los demás. Fue un extraordinario jugador y simplemente un entrenador que con los mejores hipnotiza y con los normales y a las números me remito, ni fú ni fa.

Siguiendo con los extraterrestres y los evangelizadores, por si no lo sabían, el FC Barcelona este año tampoco ganará la Champions League después de haber caído en Roma con baño incluido. Es un batacazo impresionante después de haber ganado a los romanos 4-1 en el Camp Nou. Nadie, absolutamente nadie, podía imaginarse semejante desastre de los de Valverde.

Pero es la misma historia que nos vendieron con Guardiola. Si Leo Messi, el evangelizador del fútbol, no está o no aparece por la Ciudad Eterna, sus compañeros se convierten en terrenales y mortales... tan humanos como el resto de los mortales a los que no les comparan con D10S y donde los milagros no pueden existir porque Leo es bueno pero humano.