CARMELO ENCINAS. DIRECTOR DE OPINIÓN DE 20MINUTOS
OPINIÓN

Puigdemont enmohece

Carles Puigdemont, en Ginebra.
Carles Puigdemont, en Ginebra.
EFE / Antonio Broto
Carles Puigdemont, en Ginebra.

En la vida hay momentos en que es ineludible admitir que se escogió el camino equivocado. No hablo de reconocerlo públicamente , que sería un gesto de honestidad casi insólito en política, hablo tan solo del reconocimiento íntimo de que todo cuanto planificaste falló y que empiezas a resultar patético. Entiendo que ese es el trance en el que se encuentra ahora Carles Puigdemont quien huyó de España con la idea de reeditar con su auto exilio la figura de Josep Tarradellas y al que cada día le cuesta más hacer ruido. Los ímprobos esfuerzos que realizan para mantenerle vivo TV3 y la Agencia Catalana de Noticias , que el mismo creó, no logran bombear el oxígeno mediático que requiere la jaula dorada de Waterloo en la que se ha recluido. A los periodistas españoles apenas nos importa lo que dice y aquella cohorte de prensa internacional que cubría al principio todos sus movimientos se ha reducido ya a la mínima expresión.

En octubre se cumplirán dos años desde su llegada a Bruselas y se mantiene erre que erre en la vía unilateral y la confrontación con el Estado como si en todo este tiempo nada hubiera acontecido en Cataluña ni el resto de España. Dice que lee, que piensa y que escribe en el intento de proyectar una autoridad moral que muy pocos ya le reconocen. Le es difícil mantenerse como supuesto custodio del tarro de las esencias tras haber divido y arruinado a la formación que le encumbró, cuando acusa a otras formaciones independentistas de la desunión que el tanto propició y cuando el líder soberanista mas respetado y apoyado en las encuestas da la cara ante la justicia española con una dignidad que el nunca mostró.

Las adhesiones al llamado Consell per la República , ese tinglado que montó con la pretensión de dirigir el separatismo desde el exterior, se han ido frenando y con ellas la recaudación por sus cuotas, y la corte de Puigdemont no está acostumbrada a las estrecheces financieras. La posición del prófugo ante la UE se ha complicado sobremanera en los últimos meses tras los reveses judiciales del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo y los de la corte de Luxemburgo después. Ante la contundencia de esas sentencias casi nada les permite presagiar el que los jueces Europeos les favorezcan en los litigios con España. De hecho les resulta muy complicado encontrar ya una institución europea a la que vender la moto de que el español es un estado totalitario cuando el independentismo se expresa aquí con absoluta libertad y obtiene en las confrontaciones electorales espacios gratuitos en los medios públicos, como cualquier otra formación.

La estrella de Carles Puigdemont se va apagando y el personaje enmohece lenta pero inexorablemente sin que nadie le vea futuro alguno. Entre el grupo de separatistas fugados en el que el brillaba empieza a cundir la idea de que tras emitir sentencia el Tribunal Supremo a los imputados por el procés la euroorden será reactivada y ya no les será fácil sortear la extradición. El que mas y el que menos escruta el mapamundi buscando países donde no haya acuerdos bilaterales que puedan ponerles a recaudo de la justicia española. Países fuera del ámbito europeo donde el moho engullirá sin remisión su figura publica.

En el intento de evitarlo el prófugo tratará de presentarse de nuevo a unas elecciones autonómicas que su títere Quim Torra convocará previsiblemente antes de fin de año. Para el ex president la fecha es importante porque el próximo 2 de febrero le caduca el carnet de identidad , documento que ha de estar vigente para concurrir a unos comicios y que no puede renovar sin correr el riesgo de ser detenido. A su núcleo duro no le será fácil explicar ante la ciudadanía catalana que hay que anticipar las elecciones autonómicas y poner en peligro la mayoría parlamentaria del separatismo porque al visionario de Waterloo le caduca el DNI. Y conste que no es el único documento cuya vigencia expira el año que viene, también se queda sin pasaporte lo que complicará sobre manera esa movilidad internacional que le daba ante los suyos alguna razón de ser.

Puigdemont quería ser Tarradellas pero olvidó una de sus frases mas sonadas e inteligentes , "en política se puede hacer todo menos el ridículo". Y es obvio que él está en ello.

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