MÀXIM HUERTA. PERIODISTA Y ESCRITOR
OPINIÓN

Ese líquido rojo

El periodista y presentador Maxim Huerta en la Feria del Libro de Madrid 2012.
El periodista y presentador Maxim Huerta en la Feria del Libro de Madrid 2012.
GTRES
El periodista y presentador Maxim Huerta en la Feria del Libro de Madrid 2012.

A mí los niños que dan por saco en las piscinas no me molestan, aunque te fastidien la siesta o se lancen en bomba por el lado en el que precisamente estás tú leyendo plácidamente un libro. Aunque te lo mojen, te pongan las gafas perdidas y te calen, no me incomodan. No, nada de importunar. Ni me cargan su chillidos, ni me exaspera el padre que se aburre al otro lado del césped ajeno al barullo de sus criaturas. No. Es ficción. Es cosa de mi imaginación. Total, son niños.

Eso sí. Cada verano deseo que se haga realidad aquel bulo de que si te meabas, salía una mancha en el agua. Es justo y necesario, es nuestro deber y salvación. Queridos inventores, tanta batamanta y tanto baticao, y aún no habéis creado lo más importante: el cazapipis. Os lo suplico, inventadlo ya. Idead alguna pócima que añadir al cloro para descubrir a meones piscineros.

He acabado como esas señoras que nadan en la piscina sin meter la cabeza para que no se les estropee el peinado. De niño me daban risa, ahora las entiendo. No era por el cardado, era por el pis. Perdonad, lectores. No sé cómo decirlo de otra manera. Bien, pues ahora nado igual que ellas. Decidí imitarlas cuando observé que era el único de la piscina que iba a su casa, al baño. ¿Es normal que toda esta gente aguante sin mear tantas horas?, me pregunté.

La respuesta es no.

Mean. Mean en el agua. No hace falta mucha documentación para saber que el ser humano tiene sus horas, como mi perra. Y si no va urgentemente es porque busca una solución perversa y deshonesta.

Mearse en las piscinas es otra forma de corrupción, para qué nos vamos a engañar. Y me pone de muy mala hostia. Realmente, yo eché cuentas mientras fingía leer con un librito de Margaret Drabble. Pero no leía. Estaba investigando. Y eso que intento transmitir una imagen de chico que lee en el césped, silencioso y prudente; sobre todo porque a la mínima te sacan los colores con cualquier desliz. Dirán que es una bobada, pero me puse en modo Hercules Poirot a contar las horas y a mirar al personal. Y, aunque esto sería mejor contarlo de viva voz con aspavientos y gestos de horror, debo decir que se nota. Que cuando meáis en la piscina se-os-no-ta-mu-cho. Y eso es lo que intento transmitir en este artículo.

Deberían hacer un documental en La Dos con vuestras caras de meones. A pesar de los mohines, de la mímica con los brazos moviendo el agua como si nadárais... No. Son tics. Tics de tipo o tipa que orina tranquilamente. Por mucha pantomima de disimulo, se os nota.

Eso es un aviso de mes julio: inventad de una puñetera vez aquel líquido de los setenta que avisaba "peligro, mancha roja. Meón".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento